Un movimiento incorrecto durante el entrenamiento o el desgaste articular relacionado con el envejecimiento pueden conducir a una rotura de menisco. Dependiendo de la gravedad de la lesión meniscal, existen diferentes opciones quirúrgicas; sin embargo, no todas las roturas de menisco deben tratarse quirúrgicamente. Conoce más acerca de las causas, síntomas y tratamientos disponibles para la rotura de menisco en la información de este artículo:
Tratándose de una lesión de la rodilla que afecta específicamente a una estructura anatómica, es importante que le hablamos un poco acerca de las características anatómicas de los meniscos de la rodilla:
Los meniscos (cuerpo en forma de luna del gr. Μήνη/mene = luna e ισκος/iscos =diminutivo) son dos fibrocartílagos: uno externo con forma similar a un anillo casi cerrado y otro interno en forma de C; que se encuentran en los lados de ambas rodillas entre el fémur y la tibia. Debido a la forma de C del menisco interno, sus anclajes en el hueso están más separados que en el menisco externo, además, su conexión con el ligamento colateral medial, lo vuelve más inmóvil que el menisco externo. Por lo que, el menisco interno tiene mayor probabilidad de lesionarse que el externo. Cómo podrás observar en la imagen las partes externas de un menisco están bien irrigadas (zona roja) y pueden regenerarse mejor después de una lesión, mientras que las áreas internas centrales de un menisco no cuentan con riego sanguíneo (zona blanca) y solo se nutren del líquido articular: líquido sinovial. Ambas estructuras actúan como amortiguadores, aumentando el área de contacto y reduciendo la fricción entre los huesos de las rodillas. Estas estructuras nos permiten lograr un movimiento suave e indoloro de la articulación de la rodilla. Esto al menos que no hayan desgarros en el tejido, o sea, cómo la lesión tema de este artículo: rotura de menisco.
En cada paso que damos, exponemos a nuestras rodillas a diferentes cargas que en ocasiones son superiores a las de nuestro peso corporal. Estas cargas no generan tensión o molestias ya que son distribuidas uniformemente por los dos meniscos de la articulación, quienes además se encargan de estabilizar la articulación durante el movimiento. Sin embargo, esta capacidad de absorción y distribución de cargas puede verse alterada por procesos degenerativos o traumáticos que conllevan a la rotura del menisco, que consecuentemente ocasiona dolor, hinchazón y bloqueo en los movimientos de la rodilla afectada.
En el caso de una rotura de menisco de origen degenerativo, este se ve asociado a los procesos degenerativos dados con el envejecimiento o por una sobrecarga crónica de la rodilla, por ejemplo, en algunos grupos ocupacionales con actividad predominantemente agachada; mientras que, en el caso de una rotura de menisco de origen traumático, esta se ve asociada principalmente a lesiones por movimientos excesivos de torsión (flexión/rotación de la rodilla) o caídas, frecuentes en deporte como el esquí, basquetbol o el fútbol.
Las lesiones meniscales son consideradas una de las lesiones de rodilla más frecuentes..."
Desde la antigüedad las lesiones meniscales son consideradas una de las lesiones más frecuentes en las rodillas, las primeras descripciones encontradas fueron realizadas por Hipócrates 460-370 a.C., quien en su época ya se refería a ellas como subluxaciones rotulianas y roturas de meniscos. Años más tarde, en 1731, Heinrich Bass detalló clinicamente una lesión en el menisco interno. Sin embargo, el tratamiento quirúrgico predominante en la actualidad: la artroscopia, no fue presentando sino hasta 1866, a partir de allí las técnicas quirúrgicas para reparación meniscal han ido mejorándose hasta las modernas cirugías de nuestros días.
Aunque la artroscopia es el abordaje terapéutico predilecto de muchos médicos, las roturas pequeñas, especialmente las que se presentan en pacientes jóvenes, no siempre requieren un abordaje quirúrgico para su solución, ya que en estos casos el cuerpo puede curar estas pequeñas roturas con ayuda de medidas conservadoras. Del mismo modo, las lesiones degenerativas en adultos mayores, a menudo no ocasionan mayores síntomas, por lo que también pueden tratarse de forma conservadora con fisioterapia.
Las roturas de menisco pueden clasificarse de diferentes maneras, sintomatología, menisco lesionado (interno y externo) y tipo de rotura (degenerativa o traumática). Sin embargo, a continuación, describiremos los tipos de roturas de menisco según los cambios morfológicos presentados, siendo estos los siguientes:
Una rotura de menisco es relativamente común, su incidencia es de 61 por cada 100.000 personas comunes solamente en los Estados Unidos, mientras que en la población militar activa de ese país se ha reportado una tasa de incidencia de hasta 8.7 por cada 1000 militares, esto se ve relacionado con las tareas repetitivas que realizan este tipo población. Además, las ocupaciones que requieren ponerse en cuclillas / arrodillarse con frecuencia y en deporte como el fútbol, el rugby, el fútbol, el baloncesto, el béisbol, el esquí y la lucha libre, aumenten el riesgo de sufrir esta lesión.
Las roturas de meniscos internos son más comunes que los externos, posiblemente debido a su movilidad reducida secundaria a su conexión con el ligamento colateral medial..."
Como hemos destacados anteriormente, las roturas en los meniscos internos son más comunes que en los externos, posiblemente debido a su movilidad reducida secundaria a su conexión con el ligamento colateral medial. Al tratarse de una rotura asociada a traumatismos, cualquier persona puede sufrir esta lesión. Sin embargo, es muy común en hombres que, en mujeres, con una proporción de 2:1. Los hombres entre sus 31 y 40 años de edad tienden a sufrir esta rotura con más frecuencia que hombres jóvenes. Mientras que las mujeres tienen más probabilidades de pacerla entre sus 11 y 20 años. Siendo lesiones inusuales en niños menores de 10 años de edad. De las personas afectadas por esta rotura destacamos al futbolista español José Javier Belman quien a mediados del 2020 se estaba recuperando de esta rotura en su rodilla derecha.
Javi Belman supera la rotura del menisco interno de su rodilla derecha (por @JulioTFP) https://t.co/prwPLRU23a
— ADN BLANCO (@adnblancorm) July 28, 2020
La clínica asociada a esta la rotura de menisco, va a variar dependiendo del menisco lesionado (externo e interno) y de la causa asociada bien sea traumática o degenerativa. Si el desgarro es de origen traumático los síntomas se presentan inmediatamente después de un gesto, golpe o movimiento repentino de torsión en la rodilla. Al contrario que los casos degenerativos, donde inicialmente el dolor de rodilla y demás síntomas suelen ser menos evidentes e intermitentes, presentándose especialmente al correr, caminar o hacer ejercicio.
A veces, una rotura en el menisco medial se asocia con una rotura del ligamento cruzado anterior y del ligamento colateral interno/medial, lo que se conoce como una "tríada infeliz o de O'Donoghue". En esta triada suele haber un proceso inflamatorio mayor (incluso con sangrado o hematoma visible) acompañado de los signos de daño del ligamento cruzado y colateral (inestabilidad anterior y medial de rodilla).
Si aún no está del todo claro cómo puedes saber si padeces una lesión de este tipo, te recomendamos ver el siguieren vídeo en donde un profesional fisioterapeuta te explicará de manera breve cuales son los signos que se presentan en las lesiones meniscales, que te ayudarán a obtener un diagnóstico y tratamiento temprano, evitando un deterioro mayor de la articulación:
Las causas de una rotura de menisco son variadas y van desde traumáticas (causadas por un accidente) hasta degenerativas (causadas por un deterioro excesivo).
Como el término “traumáticas” lo indica, estas lesiones surgen como resultado de una lesión específica en la rodilla y puede estar aislada o asociada con una rotura de ligamentos o de tejido óseo. Las lesiones traumáticas ocurren principalmente en pacientes jóvenes y activos como resultado de movimientos extremos que incluye hiperextensión, torsión o flexión repentina. Siendo así, los desencadenantes típicos de una rotura de menisco son:
Los desgarros meniscales degenerativos al contrario que los traumáticos, son de desarrollo tardío y de origen multifactorial, no asociado a un trauma, sino a situaciones que conllevan a la degeneración del menisco. Siendo así, los desencadenantes típicos de las roturas degenerativas son:
Tratando de una afección de salud de origen frecuentemente traumático, no es posible su prevención directa. Sin embargo, algunos cambios y acciones enfocadas en mantener la salud de las articulaciones inferiores, pueden ayudar a reducir el riesgo de sufrir lesiones meniscales:
Antes de iniciar cualquier abordaje terapéutico es especialista en salud realiza un diagnóstico diferencial no sólo para establecer el tipo de rotura presente, sino para descartar otras lesiones, que en algunos casos se ven presentes junto con la rotura de menisco, tales como:
Un médico o fisioterapeuta experimentado puede diagnosticar esta afección a través de la anamnesis y el examen físico, siendo los estudios de imagen usados en este caso sólo para establecer el tipo de rotura presente, el grado de extensión de la rotura meniscal y las posibles lesiones asociadas.
Cómo se ha señalado anteriormente en la información del presente artículo, no todas las roturas necesariamente provocan notables síntomas que afecten a quien presenta esta lesión. En muchos casos, las grietas pequeñas pasan desapercibidas, pero, en caso de lesiones agravadas o traumáticas los signos y síntomas son muy notables, por lo que el interrogatorio puede ofrecer importante información. Las posibles preguntas en la anamnesis podrían ser:
Después de la anamnesis, sigue el examen físico con el cuál el especialista de salud valora ciertas características físicas y funcionales del paciente:
Además, en el examen físico se realizan varias pruebas funcionales con la finalidad de valorar el estado funcional de los meniscos, algunas de las pruebas disponibles son:
Cada rodilla lesionada tiene características diferentes, por lo que no es de extrañar que el abordaje médico varié en cada caso. Algunos casos pueden ser tratados y curados efectivamente mediante un abordaje terapéutico conservador, pero otros, sin embargo, sólo pueden ser solucionados mediante cirugía.
Como se ha destacado repetidamente la cirugía no es necesaria para todas las lesiones meniscales. Unas pequeñas roturas en la zona exterior (zona roja) del menisco, que está bien irrigada, a menudo se pueden tratar sin cirugía. El abordaje conservador (no quirúrgico) consiste en:
El éxito del abordaje conservador depende del grado del daño, cualquier daño previo a la rodilla y las exigencias individuales en la vida diaria. Los pacientes con lesiones traumáticas, así como los pacientes con lesiones de menisco sintomáticas (sin o con poco daño del cartílago) son excluidas del abordaje conservador. Aunque no existe un consejo sobre el tiempo de esta terapia conservadora, algunos médicos indican aproximadamente unas 4 - 6 semanas. Sin embargo, en los casos que la condición física del paciente no permite cirugía, la terapia conservadora, puede ser considerado por mayor tiempo, ya que, en este caso, la causa no se trata realmente, solo los síntomas y las molestias que limiten a la persona lesionada.
Además del tipo, la ubicación de la rotura del menisco es crucial para la selección del abordaje quirúrgico. Si la rotura está en el área de la zona exterior, el abordaje terapéutico puede ser conservador, sin embargo, si esta se ubica en la zona blanca o interna, la cirugía se convierte en una opción. De igual forma, si se trata de una rotura masiva, que involucre daños a otras estructuras intraarticulares. Sin embargo, muchos médicos sugieren la opción quirúrgica en todos los casos, porque mantienen la teoría que, a largo plazo, esta rotura conllevará a daños asociados como la artrosis e inestabilidad articular permanente.
Hoy en día, las cirugías de rodilla se suelen realizar de forma mínimamente invasiva mediante una artroscopia. En el procedimiento, los instrumentos quirúrgicos necesarios y una mini cámara se insertan en la articulación a través de las incisiones muy pequeñas en la piel. Las técnicas más frecuentemente usadas son:
Si el último procedimiento fue el seleccionado para tu caso, tal vez te interese darle un vistazo al siguiente vídeo, ya que, en el, un médico traumatólogo experimentado te hablará con detalle sobre el trasplante meniscal y sobre cuáles son las indicaciones para realizarlo:
La fisioterapia juega un importante papel no sólo en el abordaje conservador, sino también en los casos quirúrgicos. En el último caso, el fisioterapeuta trabaja en conjunto con el cirujano para estable un plan terapéutico posoperatorio adecuado al tipo de intervención quirúrgica realizada. La recuperación y proceso de rehabilitación suele ser prolongado en las lesiones meniscales, pero en general la mayoría de los pacientes logran un resultado funcional satisfactorio.
Los objetivos a obtener mediante fisioterapia, es inicialmente controlar el dolor y la inflamación, seguido la restauración de la amplitud articular, flexibilidad, fuerza muscular, así como también en la restauración de la capacidad de equilibrio, coordinación y propiocepción, que permitan al paciente lesionado volver a su rutina tanto laboral, social y deportiva de manera óptimas. Para lograrlo el fisioterapeuta cuenta con variedad de técnicas y herramientas terapéuticas, cuya selección y dosificación dependerá de las características individuales de cada caso. Algunas de estas intervenciones son:
Nuestro canal en YouTube FisioOnline está diseñado para brindarte las herramientas y técnicas terapéuticas adecuadas para fomentar tu proceso de rehabilitación. Es importante destacar que las recomendaciones e indicaciones proporcionadas en los diferentes vídeos no sustituyen el abordaje médico y fisioterapéutico personalizado por lo que te recomendamos que antes de llevar a cabo algunas de las presentes recomendaciones, acudir a tu profesional de salud de confianza. Una vez aclarado esto te invitamos a que les des un vistazo a los siguientes vídeos:
Una rotura leve y aguda puede ser rehabilitada mediante un abordaje conservador, en el siguiente vídeo te mostraremos algunas técnicas que te ayudarán a recuperarte óptimamente de esa molestia lesión:
Si tu caso se considera quirúrgico, te recomendamos ver el presente vídeo en donde un médico traumatólogo expertos en lesiones de rodillas, te explicará con detalle en que consiste el procedimiento quirúrgico, además te mostrara que otros abordajes terapéuticos están disponibles para las lesiones meniscales:
El proceso de rehabilitación puede verse notablemente favorecido, si continuas con las indicaciones fisioterapéuticas desde tú hogar. En el siguiente vídeo un fisioterapeuta especializado te mostrará cómo llevar a cabo en tu hogar variedad de ejercicios terapéuticos enfocados en esta rotura meniscal:
Los negativos efectos del procedimiento quirúrgico, presentes en el posoperatorio (dolor, edema e inflamación) pueden revertirse mediante algunas técnicas terapéuticas. estiramientos, ejercicios de fortalecimiento, agentes físicos (crioterapia) y automasajes. Te mostramos en el siguiente vídeo cómo ayudar a tu pierna operada en la rehabilitación, para recuperarte lo antes posible de una cirugía o intervención de menisco:
En una etapa avanzada del proceso de rehabilitación, es importante mejorar la capacidad propioceptiva de las estructuras desgarradas, para ello te mostraremos en el siguiente vídeo cómo realizar ejercicios de propiocepción en una etapa avanzada;
Teóricamente la curación de lesiones meniscales traumáticas de pequeña magnitud es posible, si se ocasionó en una zona altamente irrigada, pero esto no se puede esperar en el caso de lesiones degenerativas, ya que estas progresan. En cuanto al tiempo de curación después de un desgarro de menisco puede variar mucho según el tipo, la ubicación de la rotura y el abordaje terapéutico seleccionado.
Aunque no es posible establecer un tiempo de recuperación general. Se estima que, si es posible la terapia conservadora, la curación toma de unas 4 a 6 semanas a unos meses. Después de una operación, toma alrededor de seis semanas antes de que el paciente pueda volver a poner peso sobre la articulación operada. Mientras, que el retorno a las actividades deportivas es posible después de un período de tres meses como mínimo en la mayoría de los casos.