Muchos deportistas habrán escuchado el nombre de esta lesión, mientras que otros ya la habrán padecido, les hablamos de la rotura de ligamentos cruzados, la cual a pesar de no se infrecuente en distintos deportes (fútbol, basquetbol, balonmano, tenis) no se trata de una lesión exclusiva de deportistas, ya que puede presentarse en amas de casa, oficinistas y cualquier persona que haya realizado un cambio de dirección rápido de rodilla. Aprende aquí mucho más de la rotura de ligamentos cruzados:
La estabilidad anteroposterior de la rodilla se debe a la acción conjunta de dos importantes estructuras que discurren internamente por el medio de la rodilla, les hablamos del ligamento cruzado anterior (LCA) y el ligamento cruzado posterior (LCP).
Constituyen dos bandas de tejido conectivo que van desde el fémur hasta la tibia. El ligamento cruzado anterior, impide que la tibia avance con respecto al fémur. Está formado por dos partes: el fascículo anteromedial (más pequeño) y el fascículo posterolateral (más grande), ambas partes se originan en la parte interior del proceso articular externo del fémur y culminan en la meseta tibial. Ahora bien, el ligamento cruzado posterior, impide principalmente que la tibia se desplace excesivamente hacia atrás con respecto al fémur. Está formado por dos partes: un haz ancho anterolateral (AL) y un haz posteromedial (PM) más pequeño. Juntos tiran desde la parte posterior de la tibia, evitando que la misma sea empujada hacia atrás. Cuando cualquiera de los dos se ve afecto, la integridad de la estabilidad de la rodilla se ve comprometida, lo que puede degenerar las estructuras adyacentes con las que guarda relación (meniscos, cartílago articular). Además del LCA y el LCP, existen otros ligamentos: ligamento interno (medial) y externo (lateral) que también estabilizan la complicada articulación de la rodilla y la protegen de sufrir luxaciones.
Se trata de una lesión grave de la articulación de la rodilla, en la que uno o ambos ligamentos cruzados de la rodilla (LCA o LCP) pierden su continuidad producto de una sobrecarga o estiramiento excesivo. Cómo hemos mencionado anteriormente el ligamento cruzado anterior y el ligamento cruzado posterior son los estabilizadores de la rodilla, por lo que esta rotura ocasiona la aparición de inestabilidad inmediata, así como también de dolor e inflamación. Para estabilizar la rodilla nuevamente y prevenir daños a largo plazo (gonartrosis), se requiere de una cirugía para reparar el ligamento afectado. Teniendo en cuenta que son dos los LC, pueden producirse dos tipos de roturas:
Constituye la pérdida total de la continuidad del ligamento cruzado anterior, resulta ser más común que la rotura de LCP y suele darse frecuentemente producto de un accidente deportivo. Los deportes de contacto como el fútbol o el esquí a menudo son los causantes, sin embargo, también puede originarse producto de accidentes o movimientos bruscos no relacionados con el deporte. Aunque el ligamento cruzado anterior fue descrito por primera vez por Galeno (alrededor del año 170 d.C.), su abordaje terapéutico fue diseñado mucho tiempo después. Con el descubrimiento de la cirugía artroscópica, esta lesión empezó a tener relevancia, siendo Hey Groves (1917) el pionero de la reconstrucción quirúrgica de esta lesión.
Constituye la pérdida total de la continuidad del LCP. Esta lesión fue descrita por primera vez en 1903 por A. W. Mayo-Robson, quién además habló sobre su solución quirúrgica. Más adelante, en 1917 esta reparación quirúrgica fue mejorada por Hey Groves, quién fue pionero en el tratamiento quirúrgico usado en la actualidad, al describir la reconstrucción de la rotura de LC utilizando el semitendinoso. Una rotura del LCP es menos frecuente que una rotura del ligamento cruzado anterior. Cuando esta rotura ocurre durante el ejercicio, suele ser una lesión aislada (sin daños adyacentes). Por el contrario, si se da producto de un accidente automovilístico, otras partes de la rodilla suelen resultar lesionadas (fracturas de los puntos de inserción, roturas meniscales, roturas del ligamento colateral).
Estas roturas frecuentemente no ocurren de manera aislada, lo que significa que otras estructuras pueden verse lesionada durante su origen, o pueden resultar afectadas a largo plazo. A continuación, nombraremos las complicaciones frecuentemente relacionadas con roturas de este tipo:
La incidencia y la prevalencia de estas roturas varían según el ligamento roto. En el caso del LCA, se estima que 1 de cada 3500 personas en los Estados Unidos ha sufrido esta lesión. Siendo la mayoría de las roturas producidas en atletas por mecanismos sin contacto frente a mecanismos de contacto, como fuerzas de rotación frente a un golpe directo en la rodilla. En España se han reportado al menos 17.000 cirugías para la reparación de esta lesión en 2001. Además, se ha comprobado que las mujeres tienden a tener una mayor tasa de incidencia de roturas del LCA que los hombres, que es entre 2,4 y 9,7 veces mayor en los deportistas que compiten en actividades similares.
La rotura de LCP, es menos frecuente que la rotura de ligamento anterior y representa el 44% de las lesiones en rodilla..."
En los Estados Unidos se han reportado de 200 000 roturas del LCA por año, mientras que solo el 3% de las rodillas lesionadas tienen una rotura del LCP. Siendo así, la rotura de LCP, es menos frecuente que la anterior y representa el 44% de las lesiones en rodilla. Ocurriendo de manera aislada (frecuentemente asintomática) en los deportes de contacto, pero de manera directa en accidentes automovilísticos (57% de los casos). Con respecto a las roturas aisladas, se estima una incidencia del 2-3% de deficiencia crónica asintomática del LCP en jugadores de fútbol universitario de élite. La edad media de las personas con lesiones de este tipo oscila entre los 20 y los 30 años. Estas roturas son más comunes en hombres, con incidencias significativamente más altas (97%) que en las mujeres (73%). De las personas famosas que han pasado por esta afección, destacamos al futbolista sueco Zlatan Ibrahimovic, quién en 2017 sufrió una rotura de ligamento anterior mientras estaba en la cancha.
#Fútbol
El sueco Zlatan Ibrahimovic estará fuera de las canchas entre 6 u 8 meses por rotura de ligamentos cruzados. pic.twitter.com/n6Vm6z7NXf— Deporte Total (@deportetotal_bo) April 21, 2017
Inmediatamente después de una rotura del ligamento cruzado, se produce un dolor agudo e intenso en la rodilla. Además, la persona afectada puede sentir claramente u oír un crujido y puede producirse un hematoma en la rodilla o alrededor de ella posteriormente. Seguidamente, es notable una sensación permanente de inestabilidad de rodilla que impide caminar. No todas las lesiones de este tipo siguen el mismo patrón. Dependiendo del caso, pueden aparecer otros síntomas o puede que no estén presentes. Lo que queremos decir, es que algunas roturas no se notan de inmediato.
Para complementar la información facilitada anteriormente, te recomendamos ver el siguiente vídeo en donde un fisioterapeuta experimentado te mostrará cuales son los signos identificables de esta rotura, con la finalidad que puedes diferenciarlo de otras lesiones, tal como el esguince de rodilla:
La rotura de un ligamento cruzado ocurre principalmente producto de situaciones que ponen en extensión máxima al ligamento, siendo la más frecuente: el deporte. En la mayoría de los casos, se produce una rotura del ligamento cruzado sin la acción de un oponente, por ejemplo: un mal aterrizaje después de un salto o un cambio brusco de dirección de la rodilla podrían resultar ser suficientes para sobrecargar el ligamento cruzado. Teniendo en cuenta las diferentes características de cada ligamento, en compresible que cada uno tenga un mecanismo lesivo diferente.
Un LCA roto podría originarse producto de accidentes deportivos y automovilísticos; en los deportes, en muchos casos, la parte inferior de la pierna gira desde el eje de la pierna (movimiento de distorsión) con el pie clavado en el suelo. Los mecanismos lesivos más comunes de la rotura de LCA:
A diferencia de la rotura del LCA, la rotura del LCP requiere fuerzas e impactos mayores para lesionarse,debido a que es mucho más fuerte que el anterior, por tanto, esta rotura en mucho menos frecuente. Cargas y fuerzas de esta magnitud son frecuentes en accidentes automovilísticos, por ejemplo: cuando ocurre un golpe directo en la cara anterior del extremo proximal de la tibia con una rodilla en flexión durante un choque. Además, esta rotura puede darse también producto de una hiperextensión de rodilla y de una tensión rotacional o varo / valgo excesiva con el pie clavado en el suelo.
Unos músculos bien entrenados en los miembros inferiores, no solo protegen contra las lesiones del ligamento cruzado, sino también de otras lesiones en las rodillas y en los tobillos. Por lo tanto, la mejor medida preventiva es el entrenamiento enfocado en la mejoría del control neuromuscular y la propiocepción durante el movimiento. Algunos de los ejercicios con este propósito son:
Además, del entrenamiento físico, el uso de equipo de protección en las rodillas durante el entrenamiento deportivo y la selección de deportes que ejerzan menos presión sobre la rodilla (por ejemplo, ciclismo, natación) podrían reducir el riesgo de padecer este tipo de lesiones.
Los ejercicios de propiocepción son vitales para mantener la salud y la funcionalidad de las rodillas, además, se ha comprobado que reduce el riesgo de padecer una rotura de los LC. Es por ello que queremos mostrarte en el siguiente vídeo una rutina de fáciles ejercicios propioceptivos para que inicies un entrenamiento preventivo:
En raras ocasiones estas lesiones ocurren de manera aislada (o sea, que solamente los ligamentos cruzados se ven afectos), por lo que es importante identificar tanto las lesiones presentes asociadas con la rotura de ligamentos cruzados, como las lesiones que ocasionan una clínica similar a la rotura de un ligamento cruzado. En este caso los diagnósticos diferenciales son:
Los síntomas asociados pueden ser notables para un médico experto por lo que, en ocasiones, esta afección puede ser detectada con un examen físico y confirmada con un estudio de imagen como la resonancia magnética. Sin embargo, en algunos casos el diagnóstico podría resultar difícil, ya que esta lesión ocasiona fuerte dolor de rodilla, acompañado de importante inflamación que impiden un proceso diagnóstico efectivo de la lesión. En estos casos, el examen diagnóstico solo puede detectar la extensión de la rotura unos días después de la lesión, ya que solo entonces el dolor presente se reduce a tal grado que el especialista de salud puede realizar un diagnóstico con mayor claridad.
Los especialistas de salud que pueden detectar esta afección son: ortopedistas, traumatólogos, fisioterapeutas y especialistas en medicina deportiva. Cualquiera de ellos, podría iniciar la anamnesis haciendo algunas de las siguientes preguntas:
La descripción del movimiento lesivo puede ayudar al médico a confirmar la sospecha de un ligamento cruzado roto, especialmente si la articulación de la rodilla está muy inflamada. Si el LCA se rompió, los pacientes afectados generalmente reportarán que presentaron un sonido de pop o crujido en el momento de la lesión y que después de ello, ya no pudieron continuar con el entrenamiento o la caminata. Sin embargo, un LCP roto, pocas veces se acompaña con un ruido.
Una vez completada la anamnesis, el especialista valorará en toda su extensión la rodilla lesionada, inicialmente inspeccionará la zona en busca de edema y hematomas, el cual será muy notable por la presencia de derrame intra y extra articular. Seguidamente valorará la marcha, que en estos casos se presenta una de tipo antálgica (con mayor apoyo en la pierna no lesionada), además, verificará el estado del flujo sanguíneo, las funciones motoras (activas y pasivas) y sensitivas del área afectada, así como el rango de movimiento activo y pasivo de la rodilla lesionada, haciendo comparación con la sana. En el caso de una rotura de LCP, por ejemplo, la flexión de la rodilla se reduce hasta 20° debido a la alteración de la biomecánica.
Parte importante del examen físico son las pruebas manuales, con ellas el especialista intentará examinar la articulación de manera más específica con pruebas tales como:
Se trata de una lesión que, en la mayoría de los casos requiere necesariamente un abordaje terapéutico quirúrgico para su solución. Los médicos frecuentemente no realizan el procedimiento quirúrgico inmediatamente después la rotura, por el gran proceso inflamatorio activo; por lo cual primero procede con la indicación de inmovilización y estabilización de la rodilla mediante el uso de una férula. El período de inmovilización es de varias semanas. Combinado con esto indica fisioterapia, ya que es de suma importancia fortalecer los músculos del muslo para la recuperación de la función articular después de la cirugía. De lo contrario, el resultado posoperatorio podría no ser tan bueno.
Se trata de una lesión que, en la mayoría de los casos requiere necesariamente un tratamiento quirúrgico para su solución..."
El objetivo en el abordaje quirúrgico de una rotura del ligamento cruzado es restaurar la estabilidad y la biomecánica normal de la rodilla (lo mejor posible). Aunque el tratamiento quirúrgico resulta ser positivo en la mayoría de los casos, los resultados posoperatorios de la reparación del LCP no son tan buenos como los del ligamento cruzado anterior. Frecuentemente, el abordaje quirúrgico se realiza mediante artroscopia, para evitar mayores daños tisulares y asegurar una recuperación más rápida. Básicamente, existen tres tipos diferentes de técnicas quirúrgicas para solucionarla:
Indiferentemente de la técnica de reparación seleccionada, en la artroscopia, el cirujano también repara las lesiones a las estructuras adyacentes (roturas meniscales, fracturas, lesiones al cartílago entre otras). Después de la operación, la rodilla generalmente se inmoviliza con una órtesis (férulas articuladas) durante algún tiempo.
No existen medidas conservadoras que reparen una lesión de esta magnitud, sin embargo, en casos en que el paciente no pueda obtener una reparación quirúrgica (por ejemplo: por tener >50 años, por decisión propia o por otros motivos) la fisioterapia resulta ser una alternativa conservadora altamente útil, para la recuperación de las funciones motoras y para el retorno funcional del paciente a sus actividades de la vida diaria. Exceptuando estos casos, el abordaje terapéutico de la rotura de ligamentos cruzados es quirúrgico.
La fisioterapia cumple un importante papel en la recuperación y rehabilitación del paciente que presenta una rotura de ligamento cruzado, tanto en el período preoperatorio como en el posoperatorio..."
Una vez aclarado esto, podemos decir que la fisioterapia cumple un importante papel en la recuperación y rehabilitación del paciente que presentan estas roturas, tanto en el período preoperatorio como en el posoperatorio. Mientras que en el periodo preoperatorio el fisioterapeuta busca disminuir el dolor, la inflamación y el derrame intra- extra- articular, y mantener el tono, la fuerza y la propiocepción de la rodilla lesionada, para garantizar un mejor resultado en la recuperación. En el período posoperatorio buscará aliviar las molestias producto de la intervención quirúrgica (edema, inflamación, dolor, cicatrices, hematomas) y recuperar las habilitadas motoras de la pierna operada, que le permita al paciente volver tanto a sus actividades cotidianas de la vida diaria cómo a las deportivas y recreativas.
Algunas de las intervenciones fisioterapeutas realizadas en esta etapa son:
Aunque el abordaje terapéutico en esta fase va a variar según las características individuales de cada paciente, estas intervenciones comúnmente son divididas por períodos de tiempo específicos. Siendo así, las intervenciones fisioterapéuticas son:
Son variados los vídeos que podrás encontrar en nuestro portal de YouTube FisioOnline, todos ellos realizados por profesionales expertos en fisioterapia y rehabilitación que te brindarán información importante sobre distintas lesiones musculoesqueléticas en las rodillas y en otras articulaciones, de manera breve y didáctica.
Una de las medidas terapéuticas usadas en esta lesión de rodilla, es la inmovilización mediante el uso de una órtesis, por lo que es importante que conozcas un poco acerca del inmovilizador de rodilla. Para ello te recomendamos ver el siguiente vídeo en donde un especializado fisioterapeuta te explicará de manera didáctica cómo, cuándo y por qué usar estos dispositivos inmovilizadores:
Es muy probable que después de la lesión no sepas que hacer, cómo actuar o que medidas terapéuticas tomar para disminuir el dolor y la inflamación. si esto es así, te recomendamos ver el siguiente vídeo en donde aprenderás que pasos dar en caso de lesiones cómo estás, además se mostrará un protocolo enfocado a la obtención de una mejoría más rápida:
Previo a la operación, resultaría útil fortalecer la musculatura anterior del muslo, si quieres mejorar el proceso de recuperación posterior a la cirugía, te recomendamos que veas el presente vídeo. Antes de realizar cualquier ejercicio, consulta con tu fisioterapeuta:
Se considera uno de los ligamentos más frecuentemente lesionados en rodillas, es por ello que queremos que conozcas más acerca de su diagnóstico médico y de los tratamientos fisioterapéuticos y médicos disponibles para su curación. Para ello te dejamos el siguiente vídeo, en donde un médico traumatólogo especializado en estas lesiones te explicará paso a paso, todo lo relacionado con esta afección:
Al igual que los adultos, los niños están expuestos a padecer de esta lesión, sin embargo, a diferencia de los adultos estos tienen otras alternativas terapéuticas para su solución. Conócelas en el siguiente vídeo:
Puede que sea menos frecuente, pero no por ello menos importante, al igual que el LCA, constituyen una parte vital para el funcionamiento de las rodillas. Conoce en el siguiente vídeo cuáles son sus síntomas, diagnóstico y tratamiento de la mano del médico traumatólogo Dr. Gonzalo Samitier:
Las roturas del ligamento cruzado pueden comprometer la integridad de las estructuras adyacentes, principalmente de los meniscos. Si además de la una rotura de LCA o LCP también sufriste una lesión meniscal, tal vez sea de tú interés el siguiente vídeo, en donde un experto traumatólogo te hablará sobre todo lo relacionado a las roturas de meniscos:
La duración del tiempo de recuperación de una rotura de ligamento cruzados está relacionada con la gravedad de la lesión y el momento del tratamiento. Teniendo en cuenta que los ligamentos lesionados en algunos casos no causan mayores síntomas (especialmente en no deportistas), muchas personas no suelen tratarse, lo que puede resultar en daños irreparables en la articulación de la rodilla. Es muy probable que provoque un desgaste articular prematuro de la articulación de la rodilla (gonartrosis), el tratamiento temprano puede influenciar positivamente la salud de la rodilla, pero en ocasiones no puede detener el proceso degenerativo por completo.
El pronóstico suele ser favorable con un abordaje terapéutico temprano, el tiempo de recuperación de una rotura de ligamento cruzado en la mayoría de los casos es de 6 – 9 meses. Inmediatamente después de la lesión, la rodilla primero debe tratarse de forma conservadora principalmente con medidas antiinflamatorias y fisioterapia durante aproximadamente 4-6 semanas antes de un abordaje terapéutico quirúrgico. Después de la cirugía, el tiempo de rehabilitación está relacionado al programa de rehabilitación aplicado y a la actividad deportiva que practica el paciente y a la magnitud de la lesión reparada quirúrgicamente.
Teniendo esto en claro, podemos decir que las actividades deportivas ligeras se pueden reanudar después de aproximadamente 3-4 meses con ayuda de la fisioterapia. Mientras que los deportes que ejercen mucha presión sobre la rodilla, como el tenis, fútbol o similares, generalmente se pueden reanudar después de aproximadamente 6-9 meses (el regreso prematuro a los deportes puede provocar una nueva lesión y la falla de la cirugía), después de varias semanas de rehabilitación y fisioterapia. Este tiempo es un promedio en la mayoría de los casos, pero, se ha comprobado que un ligamento reparado quirúrgicamente podría requerir de 18 meses o más para volver a ser totalmente funcional.