Cáncer, quimioterapia y ejercicio, ¿Es seguro?

Cáncer, quimioterapia y ejercicio, ¿Es seguro?
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Dentro del largo, o no tan largo, camino en la lucha contra el cáncer surgen numerosas etapas y una gran variedad de efectos secundarios relacionados con la enfermedad y la terapia. Y es que, aunque la quimioterapia ha ayudado a mejorar el pronóstico de los pacientes, también provoca múltiples efectos secundarios de entre los que destacamos la fatiga, el dolor, las náuseas, disnea, cambios en la composición corporal, pérdida de cabello, alteraciones endocrinas o cambios inducidos por la toxicidad sobre el sistema neuromuscular y cardiovascular como la neuropatía periférica inducida por la quimioterapia (1-4). Pero las complicaciones de la quimioterapia no solo se reflejan a nivel físico, sino que también afectan a la esfera psicológica reduciendo la calidad del sueño, generando estrés, ansiedad y un empeoramiento general del bienestar (3,4).

Si a todo esto le sumamos que las personas con cáncer, en general, cuentan con un bajo nivel de actividad física preexistente y la tendencia, tras el diagnóstico, a reducir el nivel de actividad física en lugar de aumentarlo, es lógico que la esfera física, funcional, social y de calidad de vida se vean afectadas (1,2).

Imagen 1: paciente recibiendo sesión de quimioterapia.

En general esta falta de actividad física se ha asociado a la existencia de esta sintomatología asociada a la quimioterapia, pero a lo largo de los años se ha visto que esta causa no es exclusivamente física, sino que también interfieren factores sociales como la falta de tiempo, de motivación, así como la falsa creencia por parte de los pacientes de que el reposo mejorará su condición, es decir, una falta de información (1). De esta manera, los pacientes con cáncer que se someten a tratamientos de quimioterapia, entran en un círculo vicioso del que es importante ayudarlos a salir por parte de todo el equipo médico que les acompaña en este proceso.

Dentro de las múltiples estrategias no farmacológicas que se han creado para luchar en contra de toda esta sintomatología, el ejercicio adaptado individualmente a cada paciente ha demostrado que puede ser una alternativa adecuada. Esto ha sido probado en múltiples tipos de cáncer tales como la leucemia, cáncer de mama, próstata, gastrointestinal o pulmón, viéndose en líneas generales que el ejercicio reduce la discapacidad funcional, la mortalidad y el tiempo de hospitalización sin promover efectos negativos, reducir la tolerabilidad a la quimioterapia o la adherencia al tratamiento (1-6).

Beneficios del ejercicio en el tratamiento con quimioterapia

El ejercicio físico realizado por parte de los pacientes con cáncer antes, durante y tras el tratamiento con quimioterapia se ha demostrado que tiene una serie de efectos positivos en el organismo y bienestar del paciente mejorando la sintomatología, la probabilidad de curación, previniendo recidivas y reduciendo factores de riesgo como es la obesidad. Por tanto, cada vez más, el ejercicio físico se establece como una estrategia de apoyo durante el tratamiento de cáncer incluso en las quimioterapias intensivas o en las de cuidados paliativos aunque si que es cierto, que los objetivos en cada etapa serán diferentes (1–3,7).

Los beneficios se ven reflejados tanto en la esfera física (mejorando la capacidad de ejercicio, reduciendo la disnea, la neurotoxicidad y mejorando la tolerancia al tratamiento) como en la psicosocial (reduciendo la depresión y mejorando la calidad de vida). Se ha demostrado además que mejora la función inmune y reduce los marcadores inflamatorios como la proteína C reactiva, el factor de necrosis tumoral alfa y varios tipos de interleucina en personas con y sin cáncer (2–8).

Tipos de ejercicio que han demostrado ser seguros

Los tipos de ejercicio que han demostrado ser beneficiosos son numerosos, destacamos los más aplicables a la vida diaria y aquellos que han demostrado mayor nivel de evidencia. Igualmente, aunque un ejercicio resulte más beneficioso que otro, se deberán siempre tener en cuenta las preferencias del paciente (sesiones individuales o grupales, en el hogar o fuera de él, etc.) y sus necesidades específicas porque, aunque no sea el ejercicio más adecuado para ese paciente, siempre será más importante que se mantenga activo y motivado que a la larga abandone el programa. Sea cual sea el tipo de entrenamiento, se compondrá de una primera parte de calentamiento, una parte central de ejercicio y una parte final de enfriamiento (1,7).

El ejercicio aeróbico ha demostrado tener un efecto positivo sobre la fatiga, el dolor, la funcionalidad y la calidad de vida. Uno de los ejercicios que más se ha estudiado es la marcha tanto en el hogar como en cinta. Es un ejercicio multidimensional que requiere para su realización energía, control del movimiento y demandas de múltiples sistemas y órganos. Pero la bicicleta estática, la carrera suave, la máquina de remo y la combinación de técnicas también han demostrado beneficios (2–5,7–9). Se requieren al menos 20-30 minutos al día y una frecuencia de, al 60-70% de a FCmáx o de la percepción subjetiva de esfuerzo, al menos 2-3 veces en semana, y si puede ser de forma diaria para optimizar los beneficios. La intensidad dependerá del ejercicio realizado, la capacidad y el estado del paciente que irá variando a lo largo de los días (7,8). Si se puede realizar de forma continua durante el tiempo pautado se hará así, de no ser posible, se alternarán periodos de descanso (3).

Imagen 2: ejercicio aeróbico en pacientes con cáncer.

En entrenamiento de fuerza-resistencia contrarresta la pérdida sustancial de fuerza y función durante la terapia. En general se incluyen en los programas ejercicios de 4-6 ejercicios de los principales grupos musculares como son las sentadillas, press de pecho, flexión de piernas, remo, extensión de piernas, flexión de brazos, extensión, press de hombro o banco abdominal realizados con pesas o bandas elásticas y siempre adaptándolo a la intensidad que requiere el paciente (3–5,7,9).

Imagen 3: ejercicio aeróbico en pacientes con cáncer.

La combinación de ambos tipos de ejercicio, también conocido como programas multicomponentes o mixtos, han demostrado una mejora mayor en la fatiga, insomnio, dolor y disnea mayor que los otros tipos de entrenamiento realizados de forma aislada (4).

Los estudios más novedosos hablan de que la introducción del entrenamiento de alta intensidad (HIIT) ofrece también mejoras eficientes y significativas en la aptitud cardiorrespiratoria, adaptaciones neuromusculares, efectos antiinflamatorios y reducción de la fatiga. Además, esta estrategia ha demostrado ser segura en pacientes con cáncer de mama. El entrenamiento de HIIT puede tener de base tanto un entrenamiento aeróbico como de fuerza y las cargas siempre deberán adaptarse (9).

Se ha demostrado, que sea cual sea el ejercicio seleccionado se mejorará la motivación de los pacientes (10). Algo clave es que los programas de ejercicio sean individualizados, supervisados y dosificados (intensidad, series y repeticiones) por un fisioterapeuta experto en el tema, de forma que éste pueda detectar los problemas que puedan aparecer en el paciente, sus dudas, mejorar la adherencia y garantizar su seguridad controlando parámetros médicos (temperatura, presión arterial, frecuencia cardíaca), físicos y sanguíneos y verificando las contraindicaciones del ejercicio. Esto será importante, porque de la misma manera que el ejercicio tiene efectos positivos como hemos mencionado anteriormente, una actividad extenuante o mal dosificada podría también suprimir esta función inmune y elevar la susceptibilidad a infecciones. En general se recomienda que los pacientes acompañen el ejercicio de un asesoramiento nutricional adecuado por parte de un nutricionista para maximizar los resultados (2,3,5,7).

Conclusión

En conclusión, el ejercicio es una alternativa no farmacológica al tratamiento de la sintomatología asociada los efectos secundarios de la quimioterapia que ha resultado efectiva siempre y cuando se individualice y dosifique de forma adecuada.

Referencias

  1. Ramírez-Parada K, Courneya KS, Muñiz S, Sánchez C, Fernández-Verdejo R. Physical activity levels and preferences of patients with breast cancer receiving chemotherapy in Chile. Support Care Cancer. 2019;27(8):2941-2947. doi:10.1007/s00520-018-4595-1
  2. Stuecher K, Bolling C, Vogt L, et al. Exercise improves functional capacity and lean body mass in patients with gastrointestinal cancer during chemotherapy: a single-blind RCT. Support Care Cancer. 2019;27(6):2159-2169. doi:10.1007/s00520-018-4478-5
  3. Wehrle A, Kneis S, Dickhuth H-H, Gollhofer A, Bertz H. Endurance and resistance training in patients with acute leukemia undergoing induction chemotherapy—a randomized pilot study. Support Care Cancer. 2019;27(3):1071-1079. doi:10.1007/s00520-018-4396-6
  4. Nakano J, Hashizume K, Fukushima T, et al. Effects of Aerobic and Resistance Exercises on Physical Symptoms in Cancer Patients: A Meta-analysis. Integr Cancer Ther. 2018;17(4):1048-1058. doi:10.1177/1534735418807555
  5. Schmidt T, Jonat W, Wesch D, et al. Influence of physical activity on the immune system in breast cancer patients during chemotherapy. J Cancer Res Clin Oncol. 2018;144(3):579-586. doi:10.1007/s00432-017-2573-5
  6. Bland KA, Zadravec K, Landry T, Weller S, Meyers L, Campbell KL. Impact of exercise on chemotherapy completion rate: A systematic review of the evidence and recommendations for future exercise oncology research. Crit Rev Oncol Hematol. 2019;136:79-85. doi:10.1016/j.critrevonc.2019.02.005
  7. Grabenbauer A, Grabenbauer AJ, Lengenfelder R, Grabenbauer GG, Distel LV. Feasibility of a 12-month-exercise intervention during and after radiation and chemotherapy in cancer patients: impact on quality of life, peak oxygen consumption, and body composition. Radiat Oncol. 2016;11. doi:10.1186/s13014-016-0619-5
  8. Zeng J, Wu J, Tang C, Xu N, Lu L. Effects of Exercise During or Postchemotherapy in Cancer Patients: A Systematic Review and Meta-Analysis. Worldviews on Evidence-Based Nursing. 2019;16(2):92-101. doi:10.1111/wvn.12341
  9. Mijwel S, Backman M, Bolam KA, et al. Highly favorable physiological responses to concurrent resistance and high-intensity interval training during chemotherapy: the OptiTrain breast cancer trial. Breast Cancer Res Treat. 2018;169(1):93-103. doi:10.1007/s10549-018-4663-8
  10. Courneya KS, Segal RJ, Vallerand JR, et al. Motivation for Different Types and Doses of Exercise During Breast Cancer Chemotherapy: a Randomized Controlled Trial. Ann Behav Med. 2016;50(4):554-563. doi:10.1007/s12160-016-9782-z
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