El accidente cerebro-vascular (ACV) es una enfermedad que se produce por afectación de las arterias que llegan al cerebro; y que ocurre cuando el suministro de sangre a una parte del encéfalo o Sistema Nervioso Central se interrumpe repentinamente por la presencia de un coágulo, o por la ruptura de uno o varios de estos vasos sanguíneos produciendo una hemorragia que se acumula en los espacios cerebrales.
Sintomatología del ACV o ictus
Los síntomas aparecen brusca y repentinamente. A menudo se manifiesta más de un síntoma al mismo tiempo. En cuanto a los signos y sintomatología, son variados y dependen del área encefálica afectada. La sintomatología más habitual es la siguiente:
- Parálisis de un hemicuerpo (hemiplejía) y debilidad de un hemicuerpo (hemiparesia), ambos contrarios al hemisferio donde se produjo la lesión. La parálisis o la debilidad puede afectar sólo a la cara, a un brazo o una pierna, o puede afectar a todo un lado del cuerpo. Las alteraciones sensoriales suelen ser más profundas en el brazo que en la extremidad inferior; y la recuperación final del miembro superior, en particular de la mano, es menor que la de la extremidad inferior por regla general.
- La calidad anómala del tono postural se pone de manifiesto como hipotonía (debilidad, flacidez y disminución del tono muscular) o hipertonía (espasticidad o aumento reflejo e involuntario del tono muscular), o como una mezcla de ambas cosas. El paciente teme caerse por la intervención de los patrones espásticos anormales, que alteran las reacciones de enderezamiento y del equilibrio en el lado afectado.
- Problemas o dificultades en la realización de las actividades diarias: caminar, vestirse, comer y tragar (disfagia) con presencia de sialorrea (producción excesiva de saliva) y problemas para realizar las tareas diarias.
- Trastornos de la sensibilidad y la percepción: se producen trastornos de la propiocepción, la percepción del tacto fino y la aptitud para ubicarlo con corrección.
- Dificultad para caminar: las alteraciones de la marcha se producen de diferentes maneras son la pérdida de equilibrio, temblor, ataxia e incoordinación.
- Dolores de cabeza: severos, repentinos, intensos y de causa desconocida como náuseas y vómitos.
- Pérdida de la visión: en uno o ambos ojos, mareos, vértigos y diplopia. Son movimientos incontrolables de los ojos o párpados caídos.
- Déficits cognoscitivos: problemas de raciocinio, conciencia, atención, aprendizaje, hacer juicio y memoria. Si son severos el paciente puede presentar apraxia (incapacidad de realizar movimientos suaves y con un fin), agnosia (incapacidad de reconocer estímulos previamente aprendidos), y heminegligencia o hemi-inatención sensorial. Esta alteración no es debida a trastornos sensoriales o motores asociados a la lesión cerebral, por lo que es importante el descartar las posibles alteraciones sensoriales para un diagnóstico correcto. La severidad ante la falta de respuesta puede ir de leve (hemi-inatención) hasta grave (neglicengia). Esta alteración puede ser a estímulos visuales, auditivos o táctiles.
- Déficit del lenguaje: problemas de comprensión del lenguaje (afasia) y problemas al hablar o formar palabras (disartria). La restitución del flujo sanguíneo y llegada de oxígeno a la zona circundante a la lesión puede mejorar el pronóstico de la afasia asociada al ACV. Las alteraciones del hablar pueden llevar al paciente al aislamiento social, por lo que es un área en la que se debe trabajar mucho.
- Cambios en la personalidad.
- Déficit emocional: dificultad en controlar las emociones o expresar emociones inapropiadas en ciertas situaciones. La incapacidad común es la depresión y puede dificultar la recuperación y la rehabilitación.
- Crisis epilépticas.
- Dolor o sensaciones extrañas debido a múltiples factores (daño de las regiones sensoriales del cerebro, articulaciones inflexibles, una extremidad incapacitada, etc.). Por lo general, el enfermo todavía reconoce el dolor, el calor y el frío. Un tipo poco común de dolor resultante es el dolor central del accidente cerebrovascular o síndrome de dolor central (SDC), y se origina por daño del tálamo. El dolor es una mezcla de sensaciones: calor, frío, ardor, hormigueo, falta de sensación, punzadas agudas y dolor intenso subyacente. Este dolor es peor en la parte distal de las extremidades (manos, pies), empeora con el movimiento y los cambios de temperatura, en especial las temperaturas frías. Los medicamentos antiálgicos (medicamentos contra el dolor) no son muy efectivos y los tratamientos o terapias que existen para combatirlos son muy pocos y de poca efectividad. Van a presentarse tanto parestesias como disestesias. Cabe destacar, en los síntomas del ACV en los niños, además de los anteriormente mencionados, una mayor incidencia de crisis epilépticas que en le adulto.
Complicaciones
Las complicaciones que nos podemos encontrar en los pacientes que han sufrido un accidente cerebrovascular, de las cuales, muchas derivan de dicha lesión, son:
- Problemas provocados por la inmovilidad: contracturas, rigidez articular, úlceras por decúbito, además de la pérdida de movimiento.
- Pérdida del movimiento o sensibilidad en una parte del cuerpo de forma permanente.
- Fracturas óseas, y espasticidad muscular.
- Disminución de la comunicación o interacción social y de la habilidad para actuar por sí mismo o cuidar de sí mismo.
- Disminución de la calidad y esperanza de vida.
- Aspiración (llegada de comida, líquido a saliva a los pulmones) y desnutrición.
Caso especial, los niños
Existen una serie de complicaciones médicas que pueden conducir a ACV en los niños, entre estas complicaciones encontramos algunas como:
- Infecciones intracraneales.
- Lesiones cerebrales previas al ACV.
- Malformaciones vasculares: tanto malformaciones congénitas como enfermedad vascular oclusiva.
Conclusión
El ACV es una patología que afecta a la función cerebral que tiene múltiples causas, orígenes o factores predisponentes, pero que, además, los síntomas que va a generar tampoco son siempre los mismos, por lo que cada caso debe ser estudiado y abordado de manera individual.