Abordaje fisioterapéutico en casos de fracturas de tibia

Abordaje fisioterapéutico en casos de fracturas de tibia
  • Imagen de Iñigo Junquera
    Iñigo Junquera
    Fisioterapeuta / Terapia manual y RPG

    He estudiado mucho, he leído muchos libros, he analizado y reflexionado hasta la saciedad, he tratado siempre de profundizar con espíritu crítico.... y con el paso del tiempo, cada vez creo que el cuerpo, la naturaleza y la vida son muuuucho más grandes de lo que ninguna persona o ciencia sean nunca capaz de conocer y analizar.

Promedio: 4.5 (14 votos)
29460
0
0

Una quebradura de pierna puede implicar que el hueso ubicado en la espinilla se ha roto, esto trae como consecuencia variedad de molestias y disfunciones que se hacen evidentes desde el momento de la lesión. En la zona de la pantorrilla encontramos dos huesos, la tibia y el peroné, la tibia a diferencia de su par, cumple una importante función en la descarga del peso corporal y la ejecución de la marcha, por lo que es importante que una vez los fragmentos fracturados del hueso se hayan alineado dar inicio a un proceso de rehabilitación enfocado en la normalización de las funciones alteradas, la fisioterapia resulta ser vital para lograrlo.

¿Qué son las fracturas de tibia?

Una fractura significa que una estructura ósea se ha roto, en este caso se trata de la tibia. Este hueso puede verse fracturado en distintos puntos, cuando la rotura se presenta en la porción más cercana a la rodilla se le denomina fractura metafisaria de tibia o de meseta tibial, si ocurre en el medio del hueso, justo en la región media de la pierna, que conocemos como espinilla se le denomina fractura diafisaria, ahora bien, si el segmento distal del hueso que forma parte del tobillo es el fracturado, se le denomina fractura de maléolo interno o de tobillo interno.

Estas lesiones al igual que otras fracturas pueden originarse en el contexto de un accidente de tránsito o producto de un impacto directo al tobillo..."

Estas lesiones al igual que otras fracturas pueden originarse en el contexto de un accidente de tránsito o producto de un impacto directo a la pierna, sin embargo, cuando se tratan de fracturas de maléolo interno, estas frecuentemente se originan como consecuencia de un esguince o torcedura excesiva de tobillo. Los fragmentos fracturados pueden volver a alinearse y recuperar medianamente su funcionabilidad mediante una reducción quirúrgica, sin embargo, la recuperación completa de esta lesión no sería posible sin la intervención terapéutica desde la fisioterapia.

¿Cuáles son los objetivos del tratamiento fisioterapéutico en caso de fracturas de tibia?

Los objetivos a tratar de cumplir desde la fisioterapia están enlazados con los objetivos y las metas que desee cumplir el paciente afectado, dado que muchos de los afectados resultan ser deportistas, uno de los objetivos resulta ser mantener la condición física en general, así como restablecer la funcionabilidad de la extremidad afectada. Dependiendo de la ubicación de la rotura en el hueso se establecen objetivos tales como:

  • Brindar analgesia al dolor e incentivar los procesos antiinflamatorios para reducir el edema y la hinchazón presente.
  • Incentivar la amplitud del movimiento en todos los planos de la articulación de la rodilla y del tobillo.
  • Mejorar y normalizar la fuerza muscular de la musculatura que atraviesa la articulación del tobillo, principalmente de: los flexores plantares, flexores dorsales del tobillo y pie y los músculos eversores e inversores del pie. Así como también los músculos que movilizan y estabilizan la articulación del tobillo: cuádriceps e isquiotibiales.
  • Normalizar el patrón de la marcha sin dolor.
  • Mejorar la capacidad cardiovascular y la resistencia muscular.
  • Restablecer la independencia funcional, que permite al paciente retornar a sus actividades de la vida diaria con normalidad.

El tiempo para lograr cumplir estos objetivos es muy variable en cada caso, ya que existen factores intrínsecos (capacidad reducida de reparación ósea) y extrínsecos (descarga temprana de peso) que pueden alterar los procesos de reparación ósea. Por ejemplo, un paciente tratado mediante un abordaje quirúrgico puede tener un proceso de reparación ósea más exitoso, que uno tratado de manera conservadora. Sin embargo, un abordaje quirúrgico puede conllevar la aparición de variedad de complicaciones, propias de un procedimiento quirúrgico (por ejemplo, infecciones) que pueden complicar y alargar el proceso de recuperación.

En líneas generales, una fractura de tibia puede requerir de 6 – 8 semanas para lograr una reparación que le permita soportar una descarga de peso parcial, sin embargo, la descarga total de carga es permitida después de 12-16 semanas. Este tiempo es variable dependiendo de la edad y estado de salud del paciente, así como la gravedad de la fractura.

¿Cuál es el abordaje fisioterapéutico en caso de fracturas de tibia?

A pesar de las variaciones en cuanto a formación profesional y las técnicas terapéuticas conocidas por cada fisioterapeuta, podemos decir que se puede esperar un abordaje fisioterapéutico basado en una línea de tiempo, que guarda relación con la fase de reparación que se está llevando a cabo en el hueso y en los tejidos blandos adyacentes. Sin embargo, cada intervención es adaptadas a las características individuales de cada caso. A continuación, le detallaremos cuales son las intervenciones generalmente realizadas por el fisioterapeuta, en la rehabilitación de esta lesión:

Desde el 1° día hasta el 7° día después del tratamiento médico

Inicialmente las intervenciones se enfocan en la analgesia y en la desinflamación del miembro lesionado, y secundariamente en mantener la amplitud articular y la fuerza muscular, para ello el fisioterapeuta indicará:

  • Educación para el manejo de órtesis o férulas de inmovilización.
  • Crioterapia y termoterapia.
  • Reducación de la marcha con apoyo en aditamentos ortopédicos (muletas, bastones, andaderas, etc.).
  • Ejercicios de movilidad rotuliana y metatarsofalángica.
  • Ejercicios de amplitud articular de la articulación de la rodilla y las articulaciones de los pies.
  • Elevación de pierna recta de cadena cinética abierta multiplanos,
  • Ejercicios de fortalecimiento y rango de movimiento para la pierna sana.
  • Actividades de las extremidades superiores.

¿Qué hacer durante el tiempo que tienes una escayola puesta?

Desde esta fase, la extremidad lesionada está inmovilizada para favorecer la unión de los fragmentos fracturas, sin embargo, las funciones de los tejidos blandos adyacentes pueden verse alteradas por la inmovilización, para evitar que esto ocurra, te recomendamos darle un vistazo al siguiente vídeo, en donde un experto fisioterapeuta te brindará variadas recomendaciones que pueden ayudarte en el período de inmovilización:

Fase II: 1 – 6 semanas

Dependiendo de la evolución del paciente, el fisioterapeuta continuará con las medidas terapéuticas aplicadas en la fase anterior, así como también podrá incrementar la dosificación del ejercicio. En esta fase podrán indicarse intervenciones como:

  • Ejercicios de estiramiento de las extremidades inferiores.
  • Ejercicios en bicicleta estacionaria o piscina (cuando hayan sanado los puntos de sutura).
  • Ejercicios enfocados en aumentar la estabilidad del Core.
  • Fortalecimiento de la cadera en varios planos de cadena cinética cerrada en el lado no afectado.
  • Técnicas de facilitación neuromuscular propioceptiva (FNP) de las extremidades inferiores.
  • Ejercicio de propiocepción que enfatiza el control neuromuscular.
  • Ejercicios de fortalecimiento progresivo del tobillo en varios planos.

Fase III: 6 -8 semanas

En esta fase se da inicio a la descarga de peso bajo supervisión, el porcentaje de peso descargado sobre la extremidad dependerá de la calidad de callo óseo presente, esto será verificado por el médico tratante mediante radiografías. Algunas de las indicaciones terapéuticas son:

  • Continuación de las modalidades aplicada en las otras fases (dependiendo del caso).
  • Incremento en la intensidad de la dosificación del ejercicio, se inician a movimientos activos para el fortalecimiento de los músculos de la pierna afectada (pantorrilla, isquiotibiales, cuádriceps, etc.)
  • Ejercicios de estiramiento para los músculos de la pierna afectada (pantorrilla, isquiotibiales, cuádriceps, etc.)
  • Progresión del soporte de peso: actividades con soporte de peso completo (si es posible)
  • Entrenamiento de reeducación de la marcha
  • Propiocepción y entrenamiento del equilibrio

¿Cómo acostumbrar al pie a cargar peso tras una inmovilización o escayola?

Generalmente en esta fase el médico retira el inmovilizador, una vez retirado el yeso o escayola es normal que te cueste pisar y apoyar el peso del cuerpo en el pie. En el siguiente vídeo mostramos un ejercicio para volver a pisar y caminar con normalidad.

Fase IV: 9 – 20 semanas

Los objetivos a tratar en este punto son normalizar la marcha, recuperar el rango de movimiento completo en la rodilla y el tobillo, así como la fuerza muscular. En esta fase el entrenamiento es más fuerte y con mayor descarga de peso sobre la extremidad lesionada, además, se indican ejercicios de fortalecimiento de la parte inferior del cuerpo como sentadillas, elevaciones de talón, puentes y elevaciones de piernas. En este punto, se comenzará a incorporar en el entrenamiento cardiovascular modalidades que incluyen la parte inferior del cuerpo, como la bicicleta estática y cinta de correr.

Fase V: 20-24 semanas

Posterior a los 4 – 5 meses el foco de la fractura suele estar estable y las capacidades funcionales suelen estar recuperadas, por lo cual el fisioterapeuta puede indican ejercicios más avanzados, que contribuyan al retorno de la actividad deportiva del paciente con un rendimiento óptimo. Para ello indica intervenciones tales como:

  • Ejercicios de coordinación y propiocepción de manera bilateral y unilateral.
  • Ejercicios multidireccionales específicos del deporte y actividad pliométrica, realizados inicialmente de manera bilateral progresando a unilateral.
  • Fortalecimiento con mayor carga de las extremidades inferiores, aumento en el entrenamiento cardiovascular y la flexibilidad.
  • Entrenamiento del gesto deportivo.
  • El uso de agentes físicos variara dependiendo del criterio del fisioterapeuta y los requerimientos del paciente.

Ejercicios de propiocepción o propioceptivos de tobillo - Nivel intermedio - Reforzar el tobillo

Una vez culminada la recuperación total de los tratamientos quirúrgicos o conservadores de esta lesión, es importante restablecer la capacidad propioceptiva del tobillo con la finalidad de evitar nuevas lesiones y de recuperar la fuerza y resistencia de la musculatura de la pierna y del tobillo, esto lo puedes lograr a través del entrenamiento propioceptivo que te mostraremos a continuación:

Puede interesarte:
¿Te ha gustado el artículo? ¡Valóralo!
Promedio: 4.5 (14 votos)

Añadir nuevo comentario

Inicie sesión o regístrese para comentar