Comentario
Es el comentario más lúcido y completo, al tiempo que breve, sobre este controvertido asunto
Enhorabuena al autor .
En los últimos tiempos he tenido ocasión de participar en largos debates en las redes sociales acerca de la relación entre la Fisioterapia y las Terapias Complementarias, en especial con la Acupuntura, aunque también otras como el Reiki. En dichos debates los compañeros hemos expresado opiniones muy diferentes y mediante este escrito pretendo tan sólo aclarar y dar a conocer mi visión personal sobre este tema, que implica varios aspectos.
En primer lugar, creo necesario establecer una diferenciación entre las llamadas Medicinas Tradicionales, la Medicina convencional, las Terapias Alternativas, las Medicinas o Técnicas Complementarias y la Medicina Integrativa.
Medicinas Tradicionales son aquéllas que constituyen un sistema completo (tanto de diagnóstico como de tratamiento) y que abordan todo tipo de problema de salud. Para la OMS “en todo el mundo, la medicina tradicional es el pilar principal de la prestación de servicios de salud, o su complemento”. En la actualidad, las dos Medicinas Tradicionales que han pervivido al paso del tiempo sin grandes cambios son el Ayurveda (Medicina Tradicional Hindú) y la Medicina Tradicional China. No obstante, existen vestigios y técnicas provenientes de diferentes medicinas tradicionales en otras partes del mundo. En ocasiones se denominan a estas Medicinas como “Naturales”, al ser sus técnicas de tratamiento basadas en elementos propios de la Naturaleza.
Llamamos Medicina convencional o Medicina Occidental al sistema sanitario de los países europeos, norteamericano y de otras regiones del mundo, basado en una notable presencia de la tecnología diagnóstica y cuyas bases de tratamiento son la Farmacología alopática y la Cirugía.
Las Terapias Alternativas serían aquellas que sustituyen al sistema médico occidental en los países donde el predominante es éste. Por ejemplo, acudir a la Acupuntura en lugar de realizar un tratamiento convencional del sistema sanitario en un país como España. Las Medicinas Tradicionales serían también Alternativas si se usan con este fin en un entorno geográfico occidental.
A diferencia de las terapias alternativas, las Terapias Complementarias no sustituyen al sistema médico convencional, sino que le aportan otro tipo de acciones diagnósticas y/o terapéuticas, pero sin conexión con dicho sistema. En ocasiones vemos a pacientes que, además del tratamiento farmacológico para su dolencia, usan también otro tipo de técnicas, como por ejemplo el Reiki o la Aromaterapia. Es decir, en este caso no hay una sustitución de terapias, como es el caso de las Terapias Alternativas.
Por último, la llamada Medicina Integrativa ofrece una perspectiva innovadora que intenta aunar en una sola acción terapéutica coordinada los beneficios de la Medicina convencional y de la Medicina Natural o Tradicional. Es la Medicina que se aplica actualmente en China, donde ambas vertientes son abordadas desde la formación universitaria hasta la asistencia. Pero existen cada vez más grupos de terapeutas en Europa y Norteamérica que realizan sinergias que parecen ser muy beneficiosas para el paciente y que pensamos pueden constituir una opción futura cada vez más creciente y aceptada por los usuarios. Este nuevo paradigma requiere como condición una misma visión holística del paciente por parte de todos los profesionales, con el fin de elegir de entre todas la mejor opción o combinación de opciones terapéuticas posibles de tratamiento individualizado.
Una vez abordada esta clasificación, pensamos que no existe confusión entre lo que es y lo que no es Fisioterapia. El problema surge cuando la misma figura (el fisioterapeuta, en nuestro caso) aborda –además de la Fisioterapia- otro tipo de técnicas terapéuticas que no son las propias que le son atribuidas por su formación universitaria, sino que han sido aprendidas a través de otro sistema formativo extra académico y por lo tanto extra universitario.
En este caso, lo cierto es que a la hora de publicitarse, debería diferenciarse claramente lo que es Fisioterapia de lo que es el manejo y empleo de esas técnicas (Reiki, Acupuntura, Yoga, etc). Ahora bien, cumpliendo ese requisito, nada impide que un profesional de la Fisioterapia pueda también aplicar este tipo de técnicas a la hora de tratar a sus pacientes, sin que ello en principio debiera ser considerado ninguna mala práctica profesional. De hecho, no lo supone en la Medicina, donde abundan los facultativos que en su práctica diaria utilizan técnicas no reconocidas oficialmente a día de hoy por la comunidad científica, conjuntamente o no con su práctica profesional médica convencional.
Surge otro tema paralelo entonces, que es la “no validación científica” de estas técnicas de tratamiento. En este punto hay que decir que la inmensa mayoría de las técnicas que aplicamos día a día los fisioterapeutas se encuentran en situación parecida: a la hora de aplicarlas (y más si concretamos la dosis, frecuencia de tratamiento, patologías concretas a las que se aplica, etc) nos movemos en el rango del razonamiento fisiológico o fisiopatológico, en la experiencia clínica propia y ajena, y por supuesto en el impulso benefactor que debe ser la guía de cualquier profesional sanitario. Muy frecuentemente, sin embargo, se exigen unos niveles de evidencia a las Terapias Complementarias y Medicinas Naturales que no son los demandados para las propias de la Fisioterapia, puesto que en tal caso el trabajo propio del profesional quedaría reducido a muy pocas y concretas actuaciones.
Somos conscientes de que muchas técnicas fisioterápicas se han empezado a utilizar sin el suficiente respaldo científico, e incluso han sido incluidas en los planes de estudio de la especialidad en esta circunstancia. Como ejemplos podríamos citar a los vendajes neuromusculares, que cuentan con la experiencia de muchos profesionales y el respaldo de la Anatomía y la Fisiología, y por lo tanto no debería haber reproche moral en su uso, siempre y cuando sean poco a poco investigados debidamente, como de hecho está ocurriendo. En el caso de determinadas técnicas no fisioterapéuticas, encontramos muchas veces una doble moral que intenta exigir a sus practicantes que demuestren unas evidencias que no han sido, como hemos dicho, corroboradas para numerosas técnicas que se usan en Fisioterapia.
Por otra parte, existen muchos casos a través de la Historia en los que la Medicina ha aplicado una técnica sin que existiera reconocida evidencia de sus mecanismos de acción, dando prioridad en su uso al beneficio que de manera empírica e inmediata tenía esa determinada acción terapéutica. Tal cosa ocurrió con la propia penicilina, que empezó a utilizarse como antibiótico mucho antes de que fueran estudiados en profundidad sus mecanismos de acción fisiopatológica.
La situación internacional de las terapias complementarias debiera hacer reflexionar a quienes sólo defienden, como idea, que únicamente deben emplearse técnicas de tratamiento que hayan sido validadas científicamente. En palabras de Margaret Chan (Directora General de la OMS, 2013), la Medicina Tradicional y Complementaria sigue estando entre los intereses de los usuarios a nivel mundial, implicando una creciente vertiente económica, y los progresos en investigación de sus tratamientos han sido notables en los últimos años, siendo incluidas cada vez más en los sistemas sanitarios de diferentes partes del Globo.
Si la Ciencia se basa en el asombro ante la vida, y su primer paso es la observación de la realidad, lo dicho anteriormente debiera, pensamos, crear al menos la duda sobre este tipo de terapias de origen tradicional y energético. Por supuesto es lógica la desconfianza (e imprescindible, incluso) pero no lo es el juicio apriorístico y rígido acerca de una determinada técnica de tratamiento, por más que sus bases puedan ser muy distantes de los paradigmas que consideramos como piedras filosofales.
En la imagen que ilustra el texto( al inicio ) aparece un dibujo con unos trazos definidos y “objetivos”. Podríamos repetirla exactamente realizando una cuadrícula y plasmando en cada pequeño cuadro lo que vemos. Sin embargo, su interpretación (lo que en ella se ve) no es tan sólo debida a datos objetivos, sino que en ella puede distinguirse la imagen de dos personas bien diferentes, a partir de la construcción global que realice nuestro cerebro. En este sentido, debatir si la imagen es de una persona joven o de una mujer anciana es absurdo: ambas son posibles interpretaciones derivadas del dibujo.
Este podría ser un símil de lo que ocurre entre diferentes explicaciones de la realidad: su contradicción aparente no es más que una real complementariedad, que seguramente en el futuro será perfectamente entendida y estructurada. A no ser que la mujer vieja quiera matar a la joven o viceversa, claro.
Por supuesto, mientras algo no sea corroborado mediante el método científico, no podrá ser aceptado como Ciencia. Y el camino a seguir por cualquier técnica que se pretenda utilizar es la investigación científica acerca de ella. Pero no toda la realidad es Ciencia. Ni ahora ni nunca. Hemos recorrido el camino que hemos podido por ese camino, pero no podemos pretender despreciar lo que en este momento de la Historia no esté ya, a día de hoy, demostrado.
En mi opinión, son las sinergias profesionales las que tienen que dar respuesta en un futuro a la complejidad biopsicosocial de nuestros pacientes, sobre todo en lo que al ámbito preventivo se refiere. Y esta respuesta debe pasar tanto por una mayor tecnificación y especialización de cada profesional como por una visión global que entienda el proceso patológico y el mantenimiento de la salud más allá de lo que cada miembro del equipo pueda aportar de manera específica.
Es el comentario más lúcido y completo, al tiempo que breve, sobre este controvertido asunto
Enhorabuena al autor .
Inicie sesión o regístrese para comentar