Inflamación y Dolor. ¿Y si fueran necesarios?

Inflamación y Dolor. ¿Y si fueran necesarios?
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Como sabemos, la inflamación en principio es beneficiosa, forma parte de la respuesta inmunitaria inicial para aislar a un patógeno, rodearlo de células inmunitarias y poder eliminarlo. Así pues, tiene dos características: aísla y hace una llamada a células inmunitarias para que ayuden a fagocitar el patógeno. Ante una inflamación local por un traumatismo, un corte o una lesión, ocurre lo mismo. Necesitamos producir sustancias de inflamación para que tengan un efecto de curación en el proceso de subida de la inflamación. Se produce una llamada a células del sistema inmune para que acudan a la zona donde se ha producido la lesión de tejido; cuando llegan, fagocitan tejido en cantidad alta y estimulan el gen que produce la enzima que da lugar a sustancias que detendrán la sustancia inflamatoria (lipoxinas) y arrancan la bajada inflamatoria (resolvinas y protectinas). 

En resumen, a nivel fisológico, el daño produce sustancias que informan; la respuesta inflamatoria aísla la región para evitar complicaciones en zonas sanas; otras células, lipoxinas, actúan para parar, recuperar y limpiar deshechos de tejido muerto en la región. “Lo que hace el cuerpo es cortar por lo sano”.

A nivel de fisioterapia, cuando se produce un daño en capilares y tejido, inicialmente aparece una vasoconstricción para que la hemorragia sea lo más pequeña posible; una vez cicatrizados los capilares sanguíneos y neutralizada la hemorragia, más o menos lo que tarda en dejar de sangrar la herida, 5 o 10 minutos como máximo, se acaba la vasoconstricción inicial y se inicia una vasodilatación reactiva con el objetivo de realizar una llamada de células inmunológicas. En una buena inflamación, llegan células inmunitarias y gracias a una enzima llamada colagenasa delimitan no sólo las moléculas de tejido de colágeno rotas, sino también las sanas que rodean la zona lesionada. Esta enzima hace que dichas moléculas se rompan por el cuarto aminoácido y liberen sustancia comunicadora, que informará a través del tejido neural hasta el cerebro, para que haya una respuesta óptima. A las 36 horas, los niveles de prostaglandinas y neutrofilos alcanzan el nivel más alto y se genera fibronectina para empezar a reconstruir la zona dañada. 

Inflamación, Fisioterapia y PNI

Por tanto, nos interesa tener una respuesta inflamatoria fisiológica, ya que es la principal responsable de una buena recuperación. En cambio, el uso de medicamentos antiinflamatorios puede provocar un bloqueo del proceso de regeneración, dando lugar a fibrosis y un enlentecimiento y cronicidad de la lesión. 

La inflamación natural y saludable debería ser una respuesta intensa, rápida y eficaz. Tal como expone en diferentes estudios el Dr. Charles Serhan, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Harvard, la producción de prostaglandinas E2 (principal sustancia que bloquean los medicamentos antiinflamatorios) es completamente necesaria para que un inflamación pueda resolverse de forma exitosa en el mínimo tiempo posible. En las diferentes investigaciones, el Dr. Serhan y su equipo concluyen que no sólo es necesario un buen estado del sistema inmune, sino también tener materia prima para producir las sustancias requeridas. Estas sustancias son ácidos grasos poliinsaturados, EPA, DHA, que se consiguen comiendo pescado azul; y ácido araquidónico, que se halla en carne de animales terrestres que han comido hierba y se han movido, y también en huevos de aves. Ahí radica la importancia del omega 3 y el omega 6. Es importante tener en cuenta que, si tu cuerpo no dispone de omega 3 y omega 6 en un proceso agudo, si llevas tres años sin comer pescado, por mucho que empieces a comerlo el día de la lesión, pasará por lo menos un mes hasta que pueda instalarse en la membrana de las células. 

Veamos otro síntoma necesario: EL DOLOR. El dolor es la herramienta que utiliza el sistema nervioso central para asegurar que no moveremos la zona lesionada. El exceso de analgésicos puede provocar un movimiento excesivo antes de tiempo de la zona dañada y facilitar de ese modo la fibrosis y la cronicidad. 

Es tan sencillo como respetar la señal que nos da el cuerpo. El movimiento óptimo es el siguiente: mover la zona lesionada con la máxima movilidad posible, siempre por debajo del nivel de dolor. Al principio, las posibilidades de movimiento son nulas, pero a las 36-72 horas habría que poder empezar a mover con un rango de movimiento pequeño, sin dolor; mover los dedos del pie, por ejemplo, si se trata de un esguince de tobillo. A medida que pasan los días el rango de movimiento va aumentando. El dolor básicamente nos indica qué rango de movimiento llevar a cabo sin lesionar el tejido sensible; si el cerebro detecta peligro de que el tejido sufra daño, dará la señal de dolor. El rango, la intensidad y el volumen de movimiento aumentarán a medida que el tejido cicatrice; es la estrategia de nuestro sistema nervioso central para decirnos qué rango de movimiento podemos llevar a cabo sin hacernos daño. Por eso es tan importante no inhibirlo, para permitir que nos diga qué margen de actuación tenemos. En consecuencia, las infiltraciones en deportistas son muy peligrosas. En condiciones óptimas, la recuperación es muy rápida. Lo único que hay que hacer es no boicotear el proceso.

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comentarios (1)

Comentario

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alienigena

Hola tengo contracturas continuamente en la espalda y zona de trocanter, gluteo etc.
No se quitan son crónicas, me han diagnosticado fibromialgia.
Me gustaría saber trucos para que los pacientes de fibro, podamos mejorar
Gracias

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