Ahora que los más pequeños vuelven a sus quehaceres diarios, esta es una de las preguntas más frecuentes que nos hacen sus padres en la clínica. “Y es que, no sé qué mochila comprarles”, me dicen a menudo.
Es quizás uno de los elementos más importantes para prevenir que los niños sufran patologías de la columna vertebral, que en infinidad de ocasiones les acompañarán el resto de su vida. Ellos deben ayudarnos a escogerla, pero no nos podemos dejar llevar por la que les resulte más atractiva (ya sea por sus colores, la marca o la publicidad que le hayan hecho), sino porque debemos aunar criterios para que la que elijamos tenga las características que a las dos partes nos interesan.
Primer dilema: ¿Mochila de espalda o con carrito?
Acabamos de entrar en la tienda y ya nos hemos perdido. ¿Qué es lo mejor?, yo siempre aconsejo las de espalda. A primera vista puede parecer que el carrito presenta más ventajas (porque no llevamos el peso) pero en realidad tiene más inconvenientes: obliga a que el niño lleve una postura forzada, le provocará una inclinación en la columna ya que hará toda la fuerza con un brazo para desplazar el carrito. Además a la hora de subir las escaleras del colegio, tendrá que coger todo el peso a pulso con uno de sus brazos y eso hace que la desventaja mecánica sea cada vez mayor.
En el caso de la de espalda, debe tener tanto la parte que contacta con las espalda como las asas de material acolchados para que sean más cómodas y no molesten al niño cuando las lleva. Además es muy importante que se les explique en todo momento que tienen que llevarla puesta por las dos asas y no colgada de un solo hombro.
Segundo dilema: ¿La mochila se adecúa a mi hijo?
Ya he escogido mochila, pero, ¿se adecúa a mi hijo?, ¿es mejor la mochila más grande para que le sirva para varios años? Para saberlo hay una manera muy sencilla. Metemos en la que nos guste, el libro o carpeta más grande de los que use tu hijo normalmente y la ponemos en el fondo de la mochila (en la parte que contacta con la espalda). Ahora ajustamos para que el borde inferior de la mochila quede a unos 5 cm de la cintura y está listo. En el caso de que la mochila tenga cincha para rodear el tronco de tu hijo es recomendable que se acostumbre a usarla.
En el caso de que la mochila tenga carrito, es conveniente que éste sea regulable en altura, para que el niño pueda ir lo más recto posible y así su espalda sufra menos.
Ya hemos comprado la mochila, parece que lo más difícil está hecho, pero ¿cómo debemos organizarla?, este sería nuestro tercer dilema: es recomendable que al principio hagamos la mochila con nuestro hijo para ver que se acostumbra a colocar las cosas debidamente, ya que cuando estemos en casa le podemos ayudar, pero en el colegio lo hará el solo. Poco a poco se irá convirtiendo en algo que hace automáticamente.
Los libros y carpetas más grandes irán en el fondo de la mochila, sirviendo como base al resto. Los demás se irán colocando según su tamaño y aprovechando los laterales para meter estuches y otros materiales complementarios. Si la mochila tiene muchos bolsillos accesorios, repartiremos algunas cosas por ellos.
En el caso de que el peso sea excesivo (si algún día necesitan más libros), les podemos decir que lleven sujeto con los dos brazos y pegado al cuerpo (como si lo abrazarán), uno o dos de los libros más pesados. Puede parecerles incómodo al principio, pero verán que encuentran el peso compensado.
Y por último, anima a tu hijo a hacer deporte. De esta manera fortalecerá su cuerpo y le será más fácil cargar la mochila.
Si sigues teniendo dudas, consulta con tu fisioterapeuta, él podrá aconsejarte sobre algún aspecto concreto, e incluso explicar al niño por qué una mochila es mejor que otra.
Infórmate, descubre todas las posibilidades que tienes para ir mejorando tu salud y ¡aprovéchalas!