Por todos es sabido y conocido que el estrés no es bueno para nuestra salud y que nos afecta enormemente. Conocemos la implicación emocional, por ejemplo cómo nos cambia o afecta el carácter y especialmente cómo nos altera el sueño y el descanso. También sabemos que es capaz de generar dolor en nuestro cuerpo, pero pocas veces pensamos realmente en la manera en la que esto se produce, que va más allá de estar en tensión y no ser capaz de relajar los músculos.
Dolores que van más allá de una lesión a un tejido: el estrés y sus repercusiones en el cuerpo
El estrés afecta a las vísceras, alterando su funcionamiento y dando lugar a tensiones musculares y bloqueos de las articulaciones que van a producir lesiones y dolores reales en las personas, en lugar de paranoias u otros síntomas (mareos, inestabilidad muscular, alteración de la postura...) como algunos profesionales de la salud piensan que ocurre.
Por todas estas razones, debemos aprender a sobrellevar mejor las situaciones de estrés, aprender a desconectar y ayudar al cuerpo a sobrellevar mejor estas agresiones mediante una buena alimentación y buenos hábitos en el día a día.
Lo que a simple vista se ve como un trastorno de huesos y músculos tiene un trasfondo mucho más profundo por culpa del estrés
La visión de la medicina convencional es extremadamente cuadrada y simple: un dolor proviene de una contractura o una inflamación. Lo cierto es que en nuestro cuerpo se producen desequilibrios por culpa del estrés, problemas que son mucho más complejos que una simple contractura o una inflamación.
El hecho de que exista estrés puede llegar a enfermar incluso a nuestros órganos, y los órganos (como una manera de manifestarse) desencadenan todo tipo de trastornos en músculos y huesos. Sólo tratar la contractura o la inflamación sería un error: lo correcto es tratar el problema desde su raíz.