Fisioterapia y ejercicio terapéutico

Fisioterapia y ejercicio terapéutico
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    Eduardo García Oliva
    Fisioterapeuta / Terapia Manual y ATM

    Me he graduado de Fisioterapia en la Universidad de Castilla la Mancha, Toledo. Además me especialicé en Terapia Manual y ATM por la Universidad de Castilla la Mancha, Toledo.

    Apuesto por la terapia manual para la recuperación de casi todas las patologías ya que soy especialista en Terapia Manual y ATM por la Universidad de Castilla la Mancha, Toledo. 

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La fisioterapia, como muchas otras profesiones sanitarias, ha ido evolucionando en los últimos años a una velocidad de vértigo. Cierto es que todavía se conserva esa idea casi mitológica de que solo se realizan masajes, afortunadamente esa concepción está cambiando y cada vez más se puede observar cómo se está optando por tratamientos activos en lugar de los pasivos convencionales (masajes, electroterapia, termoterapia, etc). Uno de esos tratamientos activos es el ejercicio terapéutico, en el cual el paciente realiza una serie de ejercicios o movimientos guiados por el fisioterapeuta con el fin de resolver lo mejor posible la lesión que se padece. No es una técnica terapéutica nueva, ya que el ejercicio ha estado siempre ahí, únicamente la comunidad científica ha ido y está demostrando, que es una de las mejores técnicas disponibles a la hora de luchar contra el dolor o los síntomas de las lesiones del sistema musculo-esquelético.

¿Qué es el ejercicio terapéutico?

La propia palabra “ejercicio” nos ayuda a poder crear en nuestras mentes una idea acerca de qué involucra este término. Una definición fácil de entender sería: el ejercicio terapéutico en Fisioterapia involucra al paciente en la tarea de realizar una contracción muscular y/o movimiento corporal con el objetivo de aliviar síntomas ante una lesión, mejorar la función y mejorar-mantener-frenar el deterioro de la salud (1).

Figura 1. El ejercicio terapéutico debe ser supervisado en todo momento

El objetivo principal es conseguir movimientos y funcionalidad asintomáticos, restableciendo y mejorando el bienestar cardio-pulmonar/musculo-esquelético del organismo. El ejercicio terapéutico comprende la prevención de las disfunciones así como el desarrollo, mejoría, restablecimiento o mantenimiento de (1):

  • La fuerza.
  • La resistencia física aeróbica y la capacidad cardiovascular.
  • La movilidad y flexibilidad.
  • La estabilidad.
  • La relajación.
  • La coordinación, el equilibrio y las destrezas funcionales.

¿Cuál es la diferencia entre ejercicio terapéutico y otro tipo de ejercicio?

Muy sencillo, el ejercicio terapéutico se realiza únicamente bajo supervisión de personal sanitario cuando una persona sufre algún tipo de lesión o patología, ya sea muscular, ligamentosa, oncológica, cardíaca, etc; y su objetivo es recuperarse de esa lesión, disminuir los síntomas que está provocando o los numerosos factores de riesgo que padece. Mientras, el ejercicio denominado “normal” (andar, nadar, deportes de equipo) lo puede realizar cualquier tipo de persona sana, con o sin supervisión de algún profesional del deporte y la actividad física; el objetivo a lograr en este caso, es mejorar únicamente la condición física y por ende, el estado general de la salud de esa persona. Por lo tanto, tres son los aspectos que lo diferencian: el estado de salud en el que se encuentra la persona, los objetivos a conseguir y el personal que acompaña a esa persona durante la realización del ejercicio (1).

Para poner un ejemplo práctico y poder comprender mejor cómo sería una sesión de ejercicio terapéutico, se pueden observar estas dos imágenes, en ambas la fisioterapeuta acompaña a la paciente en todo el momento. Mediante instrucciones y correcciones precisas, la paciente realiza varios ejercicios específicos que la ayudarán en la evolución de su lesión; porque de eso se trata, usar el ejercicio como herramienta terapéutica.

¿Cualquier persona puede realizarlo? Beneficios y contraindicaciones

Sí y no. Ante todo hay que valorar el estado en el que se encuentra la persona en cuestión, ya que cada tratamiento es específico, individual y con unos objetivos marcados. No será lo mismo una persona de 25 años, activa y no fumadora que otra de 80 años con problemas cardíacos y respiratorios. Para asegurarnos de que el paciente no va a correr ningún riesgo durante la realización de este tipo de ejercicio, es necesario que un médico valore previamente a esta persona y firme un consentimiento informado indicando que no hay riesgos y que dicho paciente puede hacer ejercicio sin problemas (2).

Cierto es que algunos pacientes tienen enfermedades como diabetes, EPOC, problemas linfáticos, etc; que aunque pudieran ser una contraindicación a la hora de hacer ejercicio, si se tienen las precauciones precisas, no habrá ningún problema. Hablemos ahora de los beneficios y las contraindicaciones del ejercicio terapéutico, básicamente serán las mismas que a la hora de realizar cualquier otro tipo de ejercicio como ir al gimnasio o correr (1, 3, 4).

Beneficios del ejercicio terapéutico

El ejercicio terapéutico se utiliza porque:

  • Ayuda a mejorar el estado de la lesión/patología.
  • Aumenta la condición física, así como la estructura, la función y el metabolismo muscular.
  • Disminuye la grasa corporal.
  • Disminuye el riesgo de enfermedad y sus síntomas.
  • Disminuye el riesgo de discapacidad y muerte.
  • Mayor obtención de energía e incremento en la oxidación grasas.
  • Mejora la función cardíaca y la presión arterial, ello mejora la eficiencia respiratoria y la capacidad pulmonar.
  • Aumenta la fuerza, la resistencia y mejora la movilidad-flexibilidad.
  • Cambia la composición corporal y el somatotipo.
  • Reducción en la aparición fatiga.

Contraindicaciones para el ejercicio terapéutico

Existen una serie de condiciones en las que no se puede hacer ejercicio terapéutico:

  • Fractura reciente en los últimos 3 meses.
  • Infecciones que causen afección del estado general.
  • Patología que cause limitación funcional severa.
  • Problemas cardíacos severos: anginas inestables, aneursimas, infartos.
  • Hipertensión no controlada.
  • Insuficiencia cardíaca aguda grave.
  • Insuficiencia respiratoria grave.
  • Enfermedad tromboembólica aguda.
  • Hipotensión ortostática no controlada.
  • Cualquier circunstancia que el médico considere que impida la realización de cualquier actividad física.

Figura 2. Ciertas condiciones no permiten la realización de ejercicio

¿Quién debe supervisar y planificar un plan de ejercicio terapéutico

Como bien se ha mencionado, el ejercicio terapéutico está orientado a personas que sufren algún tipo de patología, por lo tanto solo los profesionales sanitarios son los cualificados para llevar a cabo su prescripción, planificación y realización. Algunas personas pensarán que los profesionales especializados en las ciencias de la actividad física y el deporte pueden llevar a cabo este tipo de tratamiento; NO es cierto, ya que ellos NO son profesionales sanitarios y no pueden ni deben trabajar con personas con algún tipo de patología. Ellos trabajan únicamente con personas sanas que buscan mejorar su condición física (1, 3).

Dentro de los profesionales sanitarios se encuentra la figura del fisioterapeuta, experto en la anatomía humana, su biomecánica y todas sus disfunciones. ¿Quién mejor para poder supervisar dicho proceso que ellos? Eso sí, es necesario que aquel fisioterapeuta que use como herramienta el ejercicio terapéutico, esté especializado en ello y tenga los conocimientos necesarios para desarrollar dicha actividad sin problemas.

El fisioterapeuta necesitará material para llevar a cabo dicho plan de tratamiento donde el ejercicio tendrá una gran importancia. Lo más importante serán los dispositivos que controlen los parámetros vitales del paciente: pulsioxímetro (mide la saturación de oxígeno en sangre y la frecuencia cardíaca), tensiómetro (mide la tensión arterial) y DEA (desfribilador externo automático, para emergencias cardiorrespiratorias).

Figura 3. Pulsioxímetro, tensiómetro y maniquí de práctica de RCP

¿Por qué son vitales estos aparatos? Porque siempre que se hace ejercicio hay cierta probabilidad de sufrir algún percance o accidente, y estos dispositivos dan información en tiempo real de los signos vitales; y si se llegase al punto de que el paciente sufre una parada cardiorrespiratoria, podrían hasta salvarle la vida. Otro material menos importante pero que también hace falta puede ser: cuerdas, pesas, sillas, bandas elásticas, pelotas, esterillas, foam roller, balones medicinales, kettlebell, etc.

Investigaciones científicas actuales sobre el ejercicio terapéutico

Al principio de este artículo se mencionó que el ejercicio es el “arma más poderosa” a la hora de luchar contra una lesión o patología, ¿es verdad? Rotundamente, y la comunidad científica lo prueba a diario con numerosas investigaciones de prestigio. A continuación se mostrarán algunas de las más importantes.

El estudio de Poblete et al (2) demostró que la prescripción de ejercicio aumenta los niveles de norerpinefrina, disminuye el cortisol (hormona del estrés) y el factor de necrosis tumoral alfa (relacionado con la inflamación de tejidos); en el cerebro aumentan los niveles de serotoninas (hormona que proporciona energía y positividad), endorfinas (hormona relacionada con el bienestar y la felicidad) y endocanabinoides (aumentan el apatetito, mejoran el humor y disminuyen el dolor), a la vez que disminuyen los niveles de adrenocorticotropa (disminuye la ansiedad y el estrés).

Hart and Buck (5) y Poblete et al (2) demostraron en sus estudios que el entrenamiento de resistencia y fuerza en personas mayores beneficia enormemente su estado de salud y calidad de vida. Pudiera ser que se tuviera miedo a hacer ejercicio cuando se es mayor, el cuerpo quizás no responda bien o no aguante. ¡Ni mucho menos! Mientras se tengan las precauciones precisas y el paciente se sienta cómodo, no habrá ningún problema y sí muchos beneficios derivados de la actividad física.

Se ha observado (6) que el ejercicio terapéutico es una herramienta estupenda a la hora de crear adherencia entre el paciente y el tratamiento cuando se está tratando con cáncer de mama. Sí, muchos pacientes con cáncer son aptos para poder llevar a cabo un plan de ejercicio terapéutico, únicamente hay que valorar y monitorizar constantemente, adecuando la intensidad y carga del ejercicio a la tolerancia del paciente. A parte de crear adherencia, se ha visto que el ejercicio mejora el sueño, la actitud, el apetito y disminuye el dolor.

La gran mayoría de dolencias músculo-esqueléticas responden satisfactoriamente cuando se las somete a ejercicio terapéutico, lesiones como dolores de codo (epicondilalgia) o de mandíbula (afectación de la articulación témporo-mandibular) son claros ejemplos (7, 8) de que incluir este tipo de técnica dentro del plan de tratamiento de fisioterapia es un acierto; ya que se logra disminuir dolor, aumentar el recorrido articular y mejorar la funcionalidad. No hay que olvidar que junto con el ejercicio se deben usar otras técnicas que complementen el tratamiento como electroterapia, masoterapia, terapia manual, punción seca, etc.

Conclusiones

El ejercicio está demostrado que es el mejor aliado a la hora de vivir más y mejor, lo dice la OMS, por ello está recomendado que se haga un mínimo semanalmente. Dentro de los tipos de ejercicios que existen, hay uno específico denominado terapéutico que es usado en fisioterapia como una técnica más a la hora de abordar una lesión o patología. El ejercicio terapéutico debe usarse en personas con algún tipo de lesión y siempre bajo la supervisión de un profesional sanitario experto como los fisioterapeutas. Como todo ejercicio, conlleva unos beneficios y ciertas contraindicaciones; por ello, antes de proponerlo como herramienta terapéutica, un médico ha de firmar un consentimiento informado donde indique que esa persona es apta para realizar ejercicio. Teniendo las precauciones y el material necesario, el ejercicio terapéutico es una de las mejores técnicas disponibles para disminuir dolores, síntomas, etc.

Bibliografía

  1. Ejercicio terapéutico en Fisioterapia. Alberto Sánchez Sierra y Arturo Ladriñán. Fisiofocus formación, 2020.
  1. Poblete, F; Flores, C; Abad. A. & Díaz, E. Funcionalidad, fuerza y calidad de vida en adultos mayores activos de Valdivia. Revista de Ciencias de la Actividad Física UCM, 2015. N° 16 (1), 47-54
  1. ACSM [homepage on the Internet]. Indianapolis: American College of Sports Medicine; c2019 [actualized 2020, cited 2020 ]. Available from: https://www.acsm.org/docs/default-source/publications-files/acsm-guidelines-download-10th-edabf32a97415a400e9b3be594a6cd7fbf.pdf?sfvrsn=aaa6d2b2_0
  1. World Health Organization [homepage on the Internet]. Copenhagen: World Health Organization; c2020 [actualized 2020, cited 2020 ]. Available from: https://www.who.int/dietphysicalactivity/factsheet_recommendations/es/
  1. Hart, P; Buck, D. The effect of resistance training on health-related quality of life in older adults: systematic review and meta-analysis. Health Promotion Perspective. 2019, 9(1); 3-12
  1. Prieto Gómez Virginia. Fisioterapia en las secuelas derivadas del tratamiento del cáncer de mama. Universidad de Alcalá; 2019.
  1. Araya F, Moyano V. Ejercicio terapéutico para epicondilalgia lateral: revisión sistemática. Soc Esp Dolor [serial on the Internet]. 2015 Dec [cited 2020 May]; [about 2p]. Available from: http://scielo.isciii.es/scielo.php?pid=S1134-80462015000600007&script=sci_arttext&tlng=pt
  1. uma.es [[homepage on the Internet]. Málaga: Universidad de Málaga; c2026 [actualized 2026, cited 2020 ]. Available from: https://riuma.uma.es/xmlui/bitstream/handle/10630/12183/ET%20AND%20TMD..pdf?sequence=1&isAllowed=y
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