Si hablamos con un médico de las diferentes especialidades sanitarias, (ORL, digestivo, dermatólogo, ginecólogo, etc....) nos confirmará que hay un buen número de patologías cuyo factor causal principal es el estrés de vida. Este término, el ‘estrés’, se acuña hace apenas 80 años cuando el bioquímico Húngaro Hans Selye observó que sus ratones de laboratorio padecían diferentes disfunciones orgánicas tras ser sometidos durante varios días a factores amenazantes y estresantes. Hoy en día, el estrés está bien estudiado desde el punto de vista bioquímico, pero, sorprendentemente apenas se sabe nada de las adaptaciones miofasciales y articulares que se producen en el individuo estresado.
Si preguntan a un traumatólogo o un fisioterapeuta sobre la influencia del estrés en la patología músculo-esquelética, nos hablará de la columna cervical, del aumento del tono de los trapecios, y poco más. Como consecuencia acaban tratando los problemas músculo-esqueléticos originados por estrés de la misma forma que si la causa fuera traumática, microtraumática o postural. Y esto hay que hacerlo ver y cambiarlo de inmediato, ya que en ocasiones médicos y fisioterapeutas se preguntan a ellos mismos ¿cómo es posible que ya probé todo y nada parece acabar por completo con la lesión? Pues tratar un síntoma mejorará el malestar, pero al no tratar la causa los síntomas volverán a aparecer.
Una nueva vía terapéutica por desarrollar
Llevo 20 años observando y tratando problemas de espalda de pacientes estresados y aunque aún hay muchas incógnitas por descubrir, creo que hoy en día puedo arrojar un poco de luz sobre esta relación entre el estrés y las alteraciones biomecánicas que provoca.
De forma muy resumida se puede asegurar que el estrés provoca una alteración asimétrica de la postura: se inicia con un bloqueo peculiar en la zona sub-occipital, siempre en un mismo sentido, que provoca la disminución de la rotación de toda la columna cervical hacia la izquierda y facilitación hacia la derecha, con las consiguientes adaptaciones en forma de ligera escoliosis a nivel dorsal, lumbar y adaptación en torsión de la pelvis. Visualmente se comprobará con facilidad que el individuo estresado tiene un hombro derecho más bajo respecto del izquierdo, que la cadera derecha es también más baja respecto a la izquierda, y que la pierna izquierda aparece más corta cuando el paciente está tumbado boca arriba (esta exploración es mucho más amplia y detallada y se explica en los videos de este artículo).
Derivadas de estas alteraciones biomecánicas hay un buen número de problemas músculo-esqueléticos que debemos tratar con una terapia manual que no debe enfocarse sólo de forma localizada a la zona con dolor (por ejemplo sólo al cuello o sólo a la columna lumbar, que son las zonas más frecuentes en las que se manifiesta el dolor), sino que debe tener en cuenta que nos enfrentamos a un problema más amplio. Trataré de explicarme más ampliamente en los 5 vídeos que verás a continuación.
Biomecánica del estrés. (1ª Parte)
El estrés es un problema que azota a las sociedades modernas. Paradójicamente, en nuestro día a día son cada vez menos los esfuerzos que debemos realizar gracias a la tecnología y a sus avances, pero las lesiones músculo-esqueléticas son cada vez más frecuentes, lo que nos hace pensar que es el estrés el culpable. En este 1º vídeo, hago una presentación de esta relación del estrés y las adaptaciones posturales y biomecánicas que provoca.
Biomecánica del estrés (2ªparte): Columna cervical y dorsal
El estrés produce una serie de cambios en nuestro cuerpo, que van más allá de los cambios de la frecuencia cardíaca, la dificultad para dormir, etc. Nuestro esqueleto sufre una serie de cambios importantes, y con ello nuestros músculos y la configuración de nuestras articulaciones. En este 2º vídeo, desarrollo de forma más específica las influencias del estrés sobre las alteraciones de la biomecánica a nivel cervical.
Biomecánica del estrés (3ªparte): Columna lumbar y pelvis.
El estrés altera a nuestro esqueleto, y lo transforma a pesar de que no nos damos cuenta, repercutiendo en nuestros músculos y articulaciones y generando trastornos y lesiones que frecuentemente atribuimos a nuestras actividades de la vida diaria. En este 3º vídeo me centro sobre las alteraciones lumbares y pélvicas debidas al estrés.
Biomecánica del estrés (4ªparte): Cómo afrontar el tratamiento.
Todo en la vida se puede analizar de acuerdo a la visión que tengamos. En los videos anteriores vimos cómo el estrés transforma nuestra postura, cómo el cuerpo adquiere una forma de espiral. En éste video te explicamos la visión bioquímica de cómo el estrés afecta al cuerpo y la visión energética, además de la orientación terapéutica que podemos hacer ante el dolor de espalda originado por el estrés más allá de la propia terapia manual.
Biomecánica del estrés (5ªparte): ¿Por qué espiral descendente derecha?
En la vida podemos encontrar muchas espirales famosas: el ADN tiene forma de doble hélice en espiral y en escalera, la coraza de los caracoles es una espiral, los huracanes tienen forma de espiral, los remolinos de agua, los tornados,, las hojas del aloe vera,… Es una forma que encontramos en la naturaleza, y que se produce en nuestro cuerpo, específicamente en nuestro esqueleto, cuando el estrés nos ataca. Pero ¿por qué es ésta forma tan particular? Pues nuestro cuerpo es un sistema es equilibrio, y cuando atraviesa una fase de caos se produce una espiral. En este 5º y último vídeo, hago algunas reflexiones sobre porqué nuestro organismo hace unas adaptaciones miofasciales tan peculiares ante el estrés.
Al finalizar todos los videos te darás cuenta que el estrés va más allá de una simple tensión o dolor en el cuello, un dolor interescapular o un dolor en la columna lumbar. El estrés transforma nuestra columna sin que nos demos cuenta, y es necesario evaluar la presencia de los cambios en la postura, tratarlos y verificar la fuente de dónde proviene el estrés para poder combatirlo.