En este vídeo se habla sobre la posibilidad eficaz y en ocasiones rápida de un tratamiento natural con plantas medicinales para los problemas de mareos. Estos tratamientos con plantas medicinales tienen mayor eficacia cuando se involucra al paciente en la toma de responsabilidad de su dolencia, y sobre todo que tome conciencia de que sus pensamientos y emociones pueden estar influyendo en su problemas.
¿Que emociones influyen en los mareos?
Las emociones que más influyen en este tipo de problemas de mareos son: Las amarguras, los disgustos o el estrés retenido y contenido que el paciente haya podido padecer en las últimas semanas o meses.
Al tener en cuenta este componente emocional el paciente tiene más capacidad de digerirlo y superarlo, junto con unas recetas de plantas medicinales que se aportan en el vídeo se consiguen frecuentemente resultados espectaculares en la curación de vértigos y mareos de una forma duradera y evitando el consumo de medicamentos que en muchas ocasiones mas que contribuir a la curación definitiva de esta dolencia, contribuyen a la cronificación de este tipo de problemas. }
Plantas medicinales: la solución a muchos de nuestros problemas (y no generar otros)
Nuestro cuerpo necesita de distintos compuestos para sobrevivir: minerales, vitaminas, electrolitos, azúcares, proteínas,... Muchos compuestos que encontramos en la comida o en nuestro ambiente. El cuerpo constantemente utiliza y repone estos compuestos, por lo que necesitamos brindarle lo necesario para que funcione a través de la alimentación. Cuando nuestro cuerpo no está en equilibrio se producen las enfermedades, y las plantas medicinales tienen propiedades que justamente aportan a nuestro cuerpo lo que le hace falta.
En situaciones de estrés emocional el mecanismo de acción de las plantas medicinales es distinto: las plantas medicinales "blindan" a los órganos de nuestro cuerpo para que éstos puedan actuar bajo la presión de las emociones. A diferencia de las medicinas convencionales, las plantas medicinales no tienen efectos secundarios, por lo que se pueden utilizar sin temor a que, por ejemplo, se generen efectos negativos en el hígado o en los riñones (nuestros órganos de filtración).